"- Tú sabes bien que yo no juro en vano. Y estoy jurando no soltar tus manos. Y si es por ti las mías pongo al fuego. A las cenizas no les tengas miedo. Que si te quemas yo también me quemo."
⏃Era Merodeadora ⏃
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Ramas de árboles y hojas crujían, haciendo un gran estruendo en las pisadas de un par de pies que corrían. Aquella voz se oía cada vez más cerca, indicando que en algún momento las cogerían. El pánico y el terror aumentaban. Sus latidos y respiraciones se escuchaban claramente.
Hasta que solo quedó una.
(...)
– Hey, Sky. Vamos despierta. Es otra pesadilla.– Lily intentaba que su amiga dejara de moverse, aterrada por otra de sus pesadillas.
– Déjame a mí, Lils.– decía Marlene al mismo tiempo que cogía una almohada y golpeaba a su amiga. Al ver que su método obtenía resultados, como siempre solía pasar, se aclaró la garganta y añadió:
– Buenos días, Bella Durmiente.
– Hm, buenos días.– se levantó, un poco atolondrada, con una mano en la cabeza.– He aquí un dato; cuando me das con la almohada duele.
–Tuviste otra pesadilla, ¿te encuentras bien?– apoyó la cabeza en el respaldo de la cama y cogió aire.
–Sí, no es nada.– contestó, intentando convencerse a sí misma. Pero era obvio que no lo estaba.
El día transcurría como siempre. Clases, entrenamiento de Quidditch, horas de estudio, etcétera. Lo único que cambiaba para Sky era que las horas de estudio, en vez de pasarlas con Remus, quien las pasaba con Serena, las pasaba con Isaac. El tejón sentía algo más por Sky y, después de aquel beso en el lago de Hogsmeade, ella sentía lo mismo que él.
– Te lo digo en serio, Lily. Si las miradas mataran, Isaac ya estaría muerto después de ver cómo lo miró mi hermano. ¿Crees que vio el beso?
– De hecho, sí. Lo presenció. Tanto él como los chicos. No me sorprendería nada que intentasen hacérselo pagar. – Sky miró a su amiga con los ojos muy abiertos, un poco asustada.– Hablando de los chicos, ¿dónde están?
–No lo sé, dijeron que bajarían un poco tarde.– miró a su alrededor, y vio como Isaac bajaba las escaleras con varios amigos. El chico la miró, le dijo algo a sus amigos y se dirigió hacia ella.
–¡Hola!– saludó con la mano e hizo un gesto a Sky para que le siguiera. Se adentraron a un pasillo y se aseguró que nadie les escuchaba.– No se me dan muy bien las declaraciones, así que lo mejor será que vaya al grano.– estaba nervioso. Se le notaba en la mirada y en la voz.– Me gustas mucho, Sky. Cuando hablamos en Halloween me lo empezaba a oler, pero el beso del otro día lo confirmó. Quería asegurarme de que sientes lo mismo antes de quedar como un idiota.– Sky no pudo evitar sonreír. Se veía muy tierno sonrojado.
