Adelaine Potter era muy diferente a su hermano mayor. Callada, tímida y reversada.
La pequeña Ravenclaw ha sentido cierta atracción hacia uno de los mejores amigos de su hermano desde los diez años, cuando este lo invito a pasar las vacaciones con...
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CAPITULO TRES| NUEVAS AMISTADES
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ADELAINE SE ENCONTRABA EN CAMINA A LA BIBLIOTECA PARA ESTUDIAR POR SU PROPIA CUENTA YA QUE ESA HORA LA TENIA LIBRE. Los merodeadores estaban en clase mientras que Régulus en entrenamiento de Quidditch, al llegar a la biblioteca noto que la mayoría de las mesas se encontraban ocupadas por alumnos de quinto y septimo.
No fue hasta que vio una mesa disponible en el fondo con solo una pareja que sonrió levemente y se aproximo hacia ellos.
—Hola, ¿Les molestaría si tomo asiento con ustedes?—les pregunto con un tono amable, característico en ella.
El chico pelirrojo que parecía ser de septimo alzo la mirada y le dedico una dulce sonrisa, al contrario de la chica castaña que solo la miro sin expresión en el rostro y regreso la mirada a su libro.
—Por supuesto—contesto el chico—Soy Damián Rosier, Gryffindor, septimo año. Un placer.
—Gracias—le sonrió mientras tomaba asiento—Adelaine Potter, pueden decirme Addie.
—Un placer, Addie. Bueno, ella es...—
—Cariño, creo que me puedo presentar yo sola—le interrumpió a su novio para luego mirarla directamente a los ojos—Natasha Muller—dijo seria y regreso nuevamente la vista al libro.
—Eres Ravenclaw—afirmo la azabache mirando la corbata azul de Natasha—Nunca te había visto en la sala.
—Tal vez es por que me la paso leyendo en mi habitación o en la biblioteca, prefiero eso a estar rodeada de imbéciles—se puso de pie y le dio una leve mirada a Damián—Iré por el libro de encantamientos.
Cuando la chica Muller se fue a las estanterías Adelaine le sonrió de manera incomoda al pelirrojo.—Creo que no le caigo muy bien a tu novia.
—No es eso—Damián negó—Nat ha tenido malas experiencias con las personas, por eso se limita a mantener las distancias con los demás y ser cortante con todos, al menos hasta que agarra confianza—soltó una risita—Y cuando eso pasa no hay quien la pare.
—¿Cuánto tiempo llevan saliendo?—le pregunto con una leve sonrisa.
—Casi dos años, le pedí demasiadas veces desde el primer curso que fuera mi novia hasta que acepto—sonrió con burla—Creo que lo hiso para que ya no la molestara.
—¿Cómo lo sabes?—ambos se sobresaltaron al escuchar la voz de Natasha—Es broma sabes que te quiero, solo que eras un poco pesado.
La castaña sonrió levemente y dejo dulce un beso en la mejilla de Damián mientras tomaba asiento, para luego volver a su expresión dura y fría.
—¿En que curso vas?—le pregunto a Adelaine.
—Quinto—contesto la azabache.
Natasha asintió.—¿Sabes a que te quieres dedicar terminando Hogwarts?
—Me gustaría ser sanadora, pero mis notas son supera las expectativas. Y casi siempre piden solo extraordinarios.
—Estudiando lo vas a conseguir, lucha por tus sueños—le dijo y empezó a escribir en el pergamino.
Adelaine miro a Damián, quien le alzo dedo y le dedico una sonrisa de lado.
—Iré por el libro que utilizare—le aviso a la pareja y se dirigió a los estantes.
La chica Potter se dirigió a los en donde se encontraban los libros de pociones, empezó a buscar el volumen cinco y cuando lo encontró lo tomo entre sus manos. Lo abrió para ubicar la pagina en la que se encontraba todo acerca de pociones para curar cierta clase de venenos.
—¡Bu!—un susurro en su oído la hizo sobresaltar y cerrar el libro de golpe.
—Remus, ¿Qué tu no deberías estar en clases?—le pregunto al Gryffindor mientras se daba vuelta, quedando cara a cara con el.
—Termine el trabajo antes de tiempo y quería verte, asi que fui al gran comedor pero no estabas—le sonrió levemente—Asi que supuse que la segunda opción mas lógica era que te encontraras aquí, en la biblioteca.
—¿Q-Querías verme?—tartamudeo sintiendo como sus mejillas se tornaban rojo carmesí.
—¿Estas sonrojándote?—le pregunto divertido.
—¡Claro que no!—exclamo Adelaine mientras trataba de tapar sus mejillas con su cabello.
Remus levanto su mano para quitar el cabello de la azabache y le dedico una dulce sonrisa.
—No te avergüences, te vez linda sonrojada.
Aquello solo provoco que Adelaine se sonrojara aun mas, mientras sentía aquella familiar sensación en el estomago, la misma que solo sentía cuando estaba con el chico Lupin.
En ningún momento pensó que el Gryffindor también empezaba a sentir la misma sensación que ella en el estomago.
