_•_ Capitulo 6 _•_

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Carlisle y Rosalie salieron disparados escaleras arriba en un abrir y cerrar de ojos. Jacob podía escucharlos debatir sobre la convalecencia de calentar o no la sangre antes de suministrarla.

Sin poder evitarlo, el cambiaformas hizo una mueca de asco. "Al parecer me he quedado atrapado en una Casa del Terror. Una nevera llena de sangre. ¿Qué otra cosa tendrán? ¿Una cámara de tortura? ¿Sarcófagos? ¿La estancia de los féretros?"

Los divertidos y burlones pensamientos de Jacob se acabaron cuando tuvo la impresión de que a Edward le faltaba la energía para mantener viva la llama de la esperanza que antes había prendido en él. Edward se quedó junto a su esposa. Ambos se tomaron de las manos y se miraban a los ojos, pero no era la típica escena empalagosa. Era como si estuvieran manteniendo una conversación.

Jacob apartó la mirada cuando la escena le recordó a las miradas que Sam y Emily solían intercambiar. "No, esta no es ese tipo de situaciones cursis", pensó para sí mismo. Tratando de no actuar como un perro al que le echan un hueso y después lo patean.

No por primera ocasión, Jacob se compadeció de Leah, a ella le sucedía lo mismo: tenía que presenciar cosas como está continuamente y oírlas en la mente de Sam.
Jacob se alegró por las pequeñas misericordias que la vida tenía para con él: por lo menos él no tenía que escuchar también los pensamientos de Bella o Edward, o de lo contrario probablemente se hubiera suicidado hace mucho tiempo.

"Jamás volveré a culparla por desquitarse con los demás. ¿Cómo puede alguien no extender ese tipo de desdicha a su alrededor? ¿Cómo no va a intentar cualquier persona aliviar una parte de su horrible carga, descargando un poco sobre los demás?"

A Jacob no parecía importarle que para que Leah lograra aliviar un poco de su carga él tenía que formar su propia manada.

"¿Con qué derecho iba a culparle por arrebatarme la libertad? Yo haría exactamente lo mismo. Si hubiera una vía de escape para este dolor, también yo la usaría".

Rosalie bajó como un torbellino al cabo de un segundo y entró a la habitación como una racha de viento tras hacer un alto en la cocina, donde se escuchó el chirrido de una alacena. Removía algo caliente.

-No la elijas transparente, Rosalie -murmuró Edward, y luego puso los ojos en blanco.

Bella miró con curiosidad, pero Edward se limitó a negar con la cabeza. La interpelado volvió sobre sus pasos a través del cuarto de estar y desapareció de nuevo en la cocina.

-¿Ha sido idea tuya? -susurro Bella con voz rasposa. Haciendo un esfuerzo para hablar con el volumen necesario para que Jacob pudiera escucharla, olvidando lo fino que anda él de oído. El menor hizo una ligera mueca; disgustado por la frecuencia con la que Bella parece olvidar que no era del todo humano.

-Por supuesto que sí. ¿Quién más podría tener una idea tan brillante? -Bromeó.

-No esperaba verte de nuevo - admitió, sonríen un poco.

-Tampoco yo -reconoció. Apartando la mirada, este era el último lugar en el que quería estar. Se removió incómodo sobre su lugar, estaba totalmente agotado y ahí no había nada sobre lo cual pudiera sentarse.

—Edward me ha contado lo que te has visto obligado a hacer. Lo siento.

—Está bien. Probablemente era cuestión de tiempo que yo estallara por alguna misión que me asignara  Sam —mintió.

—Y Seth —apostilló ella en voz baja.

—De hecho, él está encantado con todo esto.

—Lamento meterte en problemas.

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