Suspiros

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Pasaron los días y Alberto nunca llamó.

No sabía qué había pasado por su mente, no entendía qué había hecho mal para que se enojara de esa manera. Trató de contactarse con él pero era inútil, sus llamadas nunca eran contestadas o sólo eran ignoradas.

Se sentía triste, su pequeña alegría de los días no estaba con él y eso dolía. No entendía el porqué se sentía así, Alberto y él no eran nada... entonces, ¿por qué dolía tanto?

Suspiró y miró hacia enfrente, estaba su amiga desayunando en la silla de enfrente, el cereal poco a poco se iba terminando en el plato contrario, pero el suyo seguía intacto, no sabía porqué no tenía apetito, volvió a suspirar cabizbajo y se levantó para tirar todo el contenido por el fregadero.

Giulia lo miró preocupada, nunca había visto a su amigo tan mal, él sólo se concentraba en sus estudios, cualquier persona externa era alguien sin importancia, pero parecía que ese chico era la excepción.

—Luca, ¿estás bien?, hace un par de días que no comes bien. ¿Algo pasó?

No sabía que responder, ni él entendía que había pasado realmente. Se sentó en su sofá y volvió a suspirar.

—¿Sabías que los suspiros es el aire que nos sobra porque alguien más nos falta?— Giulia lo siguió y se sentó a su lado tomándole la mano.— Desde que ese chico se fue estás así, creo que deberías hablar con él. Dime, ¿qué es para ti?

—No lo sé, Giulia, somos... ¿amigos? no, claro que no. Hemos salido por un tiempo, pero no es nada formal, ni siquiera yo sé qué es a lo que llegaremos.

Y por fin entendió, como todo hombre, a última hora. Sabía el porqué del enojo de Alberto, había dicho que era su amigo, cuando ellos eran más que eso.

—Por tu cara veo que al fin te das cuenta. No sé cómo los hombres no se dan cuenta de las indirectas— Giulia se levantó y lo miró, tomó su brazo y lo jaló fuertemente hasta levantarlo también.— Vamos, Romeo, ve por él y conquista a tu chico.

Sin pensarlo dos veces, Luca corrió a la puerta y salió del apartamento para tomar el tren a casa de Alberto, no lo perdería esta vez. Ni nunca más.

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Suspiros, últimamente solamente hacia eso, se encerraba en su habitación y miraba en su laptop mientras buscaba en qué entretenerse.

Ese día se sentía muy gris para él, aunque en realidad estaba soleado, sentía un vacío en su corazón que no podía explicar.

Suspiró otra vez y cerró su laptop, se recostó y cerró los ojos, cada día sin él era muy aburrido, ¿realmente le había afectado tanto? lo que decía era verdad, ellos no eran nada, solo amigos, no había nada qué hacer...

Un golpecito en su ventana lo interrumpió, no le dió importancia, tal vez sólo es una rama.

Otro golpe en la ventana.

Y otro más.

Se levantó enfadado, ¿no podían dejarlo en paz un par de horas? Se acercó a la ventana para abrirla, pero cayó una piedra, miró confundido hacia ese lugar, ¿acaso había comenzado a granizar? claro que no, el granizo es más grande. Otra piedra más, por fin abrió la ventana y se dispuso a buscar de dónde venían.

Verde y marrón se encontraron por fin después de mucho tiempo, marrón estaba con la respiración agitada, pues había corrido mucho para poder llegar a tiempo, y a verde le comenzaron a salir lágrimas poco a poco, se sentía feliz de poder al fin ver esa cara que tanto le gustaba, se apresuró a salir de su cuarto y bajar las escaleras para encontrarse con marrón. Y marrón esperaba con ansias en la puerta.

La puerta se abrió rápidamente, y ambos se miraron, con el cariño que tanto sentían por el otro, y simplemente pasó, por fin estaban unidos, tal vez ese abrazo podía parecer insignificante, pero en él se transmitía todo el amor y cariño que sentían esos dos por el otro. Podían durar horas, incluso años así, pero no podían, y cuando por fin se separaron se encontraron de nuevo verde y marrón, en esos ojos había un brillo nuevo, uno que emitía amor de ambas partes.

—P-perdón Alberto, no sabía que hacer, debí llamarte antes, perdón por perder comunicación contigo todo este tiempo.

El mencionado sonrió, ¿acaso podía ser más tierno?

—No te preocupes, Luca, sólo pensé mal las cosas, te extrañé demasiado, realmente quería verte.

Alberto tomó la mejilla de Luca y se acercó lentamente q él, iba a besarlo, el menor comenzó a temblar, se sentía emocionado y nervioso, ¿al fin pasaría ese momento?

—Alberto, entra a casa hijo, los dos van a resfriarse.

La voz de Massimo los sacó de su burbuja y se separaron de golpe con un gran sonrojo en sus rostros.

Ambos, tomados de la mano, entraron a casa del mayor y subieron a su habitación.

Esa tarde en particular fue algo muy mágico para los dos, pues solamente eran ellos dos solos, mirándose a los ojos y compartiendo momentos uno con el otro.

Esa tarde en particular fue algo muy mágico para los dos, pues solamente eran ellos dos solos, mirándose a los ojos y compartiendo momentos uno con el otro

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Hola besties, lxs tqm

Por cierto no voy a hacer Giulia mala, solamente fue pq Alberto es bien celoso, pero yo amo a Giulia okis

Gracias por leer ❤️❤️❤️

Profesor || AlbertoXLuca (Alberca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora