Silenzio Bruno

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Temmprano en el amanecer, Luca salió de la casa del mayor dirigiéndose a la escuela. Aún se sentía preocupado por lo que le había pasado a Alberto, así que lo dejó en casa descansando porque era obvio que él no podría faltar a las clases.

Las clases sin él fueron largas, era demasiado aburrido estar en clase sin una pequeña mirada coqueta, un guiño, una señal, un disimulado beso de parte del mayor.

Casi al finalizar el día, un pequeño detalle lo alarmó. Su alumno menos favorito, Ercole, estaba impaciente, veía el escritorio de Alberto con odio y cada cierto tiempo suspiraba enojado.

Al finalizar su clase, Ercole se acercó al escritorio de Luca con aires de arrogancia. Luca no entendía el porqué de su comportamiento, pues él no había cruzado palabra alguna con ese chico desde que había pasado lo del primer día.

—Hey, "profesor".—dijo Ercole con sarcasmo.—Dile a tu "noviecito" que me debe el pago de esta semana, ¿o acaso querrás que se enteren de que se acuestan?

Fue ahí cuando Luca entendió todo, el porqué Alberto se comportaba así, porqué estaba preocupado, porque le dio aquel ataque.

Suspiró enojado.

—¿Sabes? Si me acuesto con él o no, no es tu problema. ¿Sabes lo que te falta a ti? Un amor que te quiera como Alberto me quiere a mí, así que deja de joderle la vida a otras personas y enfócate en mejorar la tuya.

Ercole miró a Luca sorprendido, pues no esperaba que respondiera de tal forma, nadie le decía que hacer a Ercole.

—¿Ah sí? Pues espero que recuerdes tus palabras, te doy de este día al próximo viernes para que me des 500 dólares, o de lo contrario todo el mundo sabrá lo que haces con Alberto y considerate despedido.

Fueron sus últimas palabras antes de salir del salón de clases. No importaba qué dijeron los demás, Luca ya no quería mantenerlo en secreto, quería Alberto y no importaba las consecuencias, ellos dos merecían ser libres.

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Alberto despertó cerca de las 12 de la tarde, estaba solo en su habitación, aún no entendía que había pasado, le dolía un poco la cabeza todavía. Se sentó en su cama mirando alrededor tratando de adaptar sus ojos a la luz. Cerca de su mesita de noche, encontró una nota, parecía que está era escrita por su novio, así que la leyó.

Querido Alberto, fui a trabajar a la escuela, no te preocupes en mi clase tendrás asistencia, pero tendrás que usar un justificante otras materias. Espero que cuando llegué a tu casa estés despierto, te quiero mucho. Luca.

Suspiró y guardó la carta en un cajón, el aún conservaba todos los pequeños recuerdos detalles qué Luca la había dado a través de esosmeses que habían estado juntos.

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Al llegar a la casa de Alberto, subió las escaleras con confianza, pues Massimo y él ya habían establecido una relación más cercana, hasta se podría decir que eran suegro y yerno.

Entró a la habitación de Alberto con cautela, miró hacia la cama y se percató de que ya había despertado. Sonrió y fue corriendo a abrazarlo, se sentía aliviado de verlo bien. Sin pensarlo dos veces, besó los labios de su novio.

Alberto confundido, pero no desaprovechando la oportunidad, siguió el beso que le había dado Luca, pues era una de las pocas veces que este tomaba la iniciativa.

—Dios, creí que te perdía, nunca vuelvas a irte así de mi departamento, por favor.

—No te preocupes, contigo a mi lado todo está bien.

El menor lo abrazó por última vez y se paró un poco para verlo a los ojos.— Ya me enteré sobre tu trato con Ercole.

El alma del mayor abandonó su cuerpo, se supone que ese era un trato solamente entre ellos dos, no debía de comprometer a Luca también en eso.

—Quiero que todos lo sepan.

¿Había escuchado bien? ¿Luca quería que todos supieran de lo suyo?

—¿Estás seguro?

—Claro que estoy seguro, te quiero, Alberto, y todos deben de saberlo. No debemos ocultar nuestro amor.

Aquellas palabras sorprendieron al mayor, pero lo hacían muy feliz, al fin podría salir con Luca, podría besarlo en público, caminar de la mano sin que otros piensen que es raro.

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La noche había caído y el menor pidió permiso al padre de su novio para poder quedarse a dormir, Massimo no puso objeción, pues Luca le caía muy bien y sabía que era una muy buena influencia para su hijo.

Mientras ambos chicos trataban de dormir, a Luca le surgió una duda.

—¿Tuviste un ataque de ansiedad?

Alberto lo miró raro, él nunca había tenido ataques de ansiedad, ni siquiera sabía que era eso.

—No lo sé, sólo recuerdo que estaba desesperado, una voz en mi cabeza comenzó a decirme cosas horribles, no sabía qué hacer, todo me daba vueltas y quería callar esa voz con golpes, pero no pude.

—Ya ví el problema, tienes un Bruno en la cabeza.

—¿Un Bruno?

—Sí, también lo escucho a veces. Luca, no puedes. Luca, te harás daño. Luca, no te excedas. Alberto, es simple, no escuches al torpe de Bruno.

—¿Por qué se llama Bruno?

—Da igual, eso no importa, llámalo como quieras, ¡callalo! Dile, "Silenzio, Bruno"

Alberto miro confundido al menor, no tenía idea de lo que estaba pasando, pero aquella situación le causaron muchísima gracia.

—S-silenzio, Bruno.

—¡Fuerte!, ¡Silenzio, Bruno!

—¡Silencio, Bruno!

—¿¡Todavía lo oyes!?

—¡No, sólo a tí!

—¡Bien!—y sin preguntar, o siquiera avisar, Luca besó a Alberto.

Esa noche ambos se juraron a sí mismos qué no habría otra discusión sin sentido, que nunca guardarían secretos el uno al otro, ambos se querían, y eso era lo único que importaba.

Esa noche ambos se juraron a sí mismos qué no habría otra discusión sin sentido, que nunca guardarían secretos el uno al otro, ambos se querían, y eso era lo único que importaba

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Aquí es al revés, Luca es el inventor de silencio Bruno okis

Hoy me rompieron el corazón :D así que tengan su capítulo

Por cierto, quiero hacer un especial de preguntas hacia los personajes...

Dejenlas aquí :))

Para Luca

Para Alberto

Para Giulia (pronto saldrá;) )

Para Massimo

Para Ercole

Para la escritora

Muchísimas gracias por leer:)

Profesor || AlbertoXLuca (Alberca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora