16 · Solo así sabrás la verdad

8.2K 804 168
                                    

KALEI

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

KALEI


Ahora

Después de llamar a Mark para asegurarme de que Connor no está en la casa, le pido a Tom que me lleve. Necesito saber dónde está mi hermana. Me visto deprisa y, cuando estoy terminando de abrocharme los pantalones cortos, Tom golpea con suavidad la puerta de la habitación, la cual está abierta. Me giro, observándolo. Se ha puesto una camisa oscura de manga corta y unas bermudas de color blanco. Eso y los zapatos estilo marinero, le dan un aspecto de niño pijo que no me gusta en absoluto. Mi cerebro me traiciona y no puedo evitar pensar en Connor, en lo bien que le quedaba su chaqueta de cuero en Los Ángeles, en las camisetas de tirantes de grupos de rock, en sus tatuajes, su aspecto de chico malo...

Y entonces me digo a mí misma que hay un motivo evidente por el que, en la vida real, no se escoge al chico malo. Y es precisamente ese: porque es malo. El mío, en este caso en concreto, está jodidamente trastornado.

—¿Nos vamos? —me pregunta Tom.

—Sí —respondo distraída.

Vuelvo a subirme en su moto. Sin embargo, esta vez no me sujeto a él, sino al soporte que hay en la parte trasera, y estoy segura de que, cuando entramos en la carretera, el muy cretino acelera para que no me quede más remedio que envolver los brazos en torno a su cintura. Cuando llegamos a casa de Mark y se quita el casco, trato de ignorar la sonrisa torcida de su rostro. Echo a andar y me giro extrañada cuando lo veo seguirme.

—¿Dónde te crees que vas? —le pregunto.

—¿Contigo? —duda.

—En absoluto. Nos vemos esta tarde —le digo más cortante de lo que en realidad pretendía—. Porque... sigues queriendo entrenarme para el Pipe Masters, ¿no?

—¿Tú sigues queriendo participar? —pregunta sorprendido.

—Si la gente de esta isla pensaba que, el hecho de descubrir que voy a surfear la misma ola que mató a mi clon, iba a detenerme, estaba muy equivocada —digo a modo de respuesta.

Doy media vuelta y me encamino a la casa. En cuanto entro, veo a Maia sentada en el sofá. Suelto un suspiro, avanzo hasta mi hermana y la abrazo.

—Lo siento tanto, Kal... —dice con culpabilidad—. Si hubiese sabido que entre Duncan y tú...

—Es el chico de Los Ángeles —le cuento, porque ya es absurdo seguir ocultándolo.

Mi hermana se separa de mí y me mira boquiabierta.

—¿Cómo has dicho?

—Es él, Maia. Del que me enamoré como una imbécil y por el que lloré durante meses. Es Connor.

Mi hermana no dice nada. A su lado, Mark se aclara la garganta con incomodidad. Sentada en un lado del sofá está Ada, quien trata de no mirarme a toda costa.

El sonido del mar en Hawái ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora