Buque de guerra.

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Hacía un poco más de dos meses y medio que había empezado toda esta locura. Eran las dos de la madrugada del sábado y estaba frente al libro intentando descifrarlo, por millonésima vez. Estaba intentando encontrar algún indicio de la sensación extraña y pesada que sentía Plagg. Realmente me había quedado pensando en lo que había dicho porque él no es un kwami de compartir ese tipo de cosas por que sí. Además, se había tomado la molestia de venir exclusivamente para decírmelo, aunque haya tomado como excusa el querer saber si ya había resulto el enigma de la caja. 

Tikki estaba intentando ayudarme, pero ella no tenía ni idea sobre la sensación de Plagg, al parecer en lo que llevaba existiendo (básicamente desde el inicio del universo) no recordaba haber sentido algo parecido. Teniendo en cuenta la situación por la que estábamos pasando, eso no me daba tranquilidad. Sentía que la cabeza me iba a colapsar en cualquier momento porque en dos semanas se cumplirían tres meses desde que soy guardiana y mi desempeño en ello dejaba mucho que decir: no había pasado la prueba de la caja, había recuperado el libro original pero seguía sin descifrarlo, no había podido establecer el vinculo de la prescripción médica del museo con los miraculous, tampoco sabía que quería decir el mapa que me había entregado Marianne, Hawk Moth estaba desplegando un montón de civiles de incognito para descubrir la identidad de nosotros, tampoco sabía que tramaba Mayura con el senti-monstruo de Gustave Moreau... Ah, sin mencionar el hecho de que Hawk Moth y Mayura tenían el libro descifrado. 

No había completado ninguna de las tareas y responsabilidades que tenía como héroe y como guardiana. Era un completo fracaso, una inútil de la cual dependían la vida de todos.

No hace falta describir las actividades que hice el fin de semana, solo puedo decir que no hice absolutamente nada relacionado con la escuela, lo que ocasionó que el resto de la semana fuera un desastre total. La señorita Bustier me había citado el miércoles antes del refuerzo de tareas en la biblioteca para hablarme de lo preocupada que estaba por mí. Pese a que por lo cambios implementados por la escuela ella ya no era mi profesora titular, aún estaba al pendiente de mí. Ella me contó que los otros profesores habían estado hablando de mi caso puntualmente, compartiendo que mi promedio académico era muy malo y que me habían puesto en la lista de los posibles chicos que tendrían que repetir el curso. Me sentía fatal, no podía permitir que eso pasara. Me negaba rotundamente a tener que repetir, me atrasaría y no me graduaría al tiempo con mis amigos. Además, mis padres estarían terriblemente decepcionados. La señorita Bustier me dio un fuerte abrazo y me dijo que todo estaría bien, que ella me ayudaría a evitar que eso pasara. Ella sabía que algo pasaba y que había una situación complicada detrás de mis malas notas porque ella me conocía y sabía que siempre había sido una muy buena estudiante. Admití que no estaba pasando por mi mejor momento y amablemente ella me recordó que si necesitaba hablar con alguien, ella estaría más que dispuesta a escucharme. Al final, ella me dio dos alternativas para evitar que suspendiera y repitiera el curso: la primera era seguir un plan de estudios que ella misma diseñaría. Este sería muy exigente y probablemente me demandaría mucho tiempo, pues tenía que nivelar casi que todas las materias, y dado que mis notas eran muy bajas, tendría mucho trabajo por hacer. Para la segunda opción, la señorita Bustier me dijo que tenía un colega en otra escuela, y que al comentarle mi caso, él había aceptado ayudarme. Su propuesta consistía básicamente en transferirme de escuela. Al parecer, en esa otra escuela, sería más fácil nivelar el promedio por el enfoque y la forma de trabajar que tenían implementado allí. Ella me ayudaría con todos los tramites y su amigo profesor se encargaría de hacer la nivelación correspondiente.

Siendo sincera, ambas opciones me habían dejado sin palabras, la segunda propuesta más que la primera, pero al fin de cuentas, no sabía que decirle a la maestra. Ella me dijo que no me preocupara, que tenía todo el mes de octubre para responderle, pero que cuanto antes me decidiera, mucho mejor. A más tardar en la segunda semana de noviembre tenía que darle una respuesta, de lo contrario, no podría ayudarme. Le agradecí por su ayuda y le dije que lo pensaría muy detenidamente. Las propuestas de la señorita Bustier lejos de darme una luz para salir de este problema, solo fueron una cosa más para pensar. El hecho de poder perder el curso me atormentaba tanto como el hecho de que el maestro Fu ya no fuera guardián y todo lo que eso había desencadenado. Ambas cosas habían sido mi culpa, solo que la segunda podría causar el fin del mundo.

Ladybug et Chat Noir: l'aventure continueOnde histórias criam vida. Descubra agora