De vuelta a la Escuela

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Con 13 años y un cuarto grado sin aprobar, mi tía se habla con el cura de la parroquia, La niñita llorona tenía que volver al colegio decía mi tía, para entonces mi abuela era más dulce,
Hicieron trámites entre al colegio a catequesis y al coro de la iglesia, era fantástico soñar que algún día sería como aquella niña colombiana que tenía mi misma edad, el párroco a quien llamaré Pedro, se hizo muy cercano a mi casa, me daba dinero, me compraba ropa útiles escolares, y me apoyaba en todo, había otro párroco más anciano llamado Lopez, a quien le agradezco mucho, Lopez me enseñó a pintar a lápiz, y ha hacer manualidades, en si a desarrollar el arte con mis manos que era un talento nato, por su parte el padre Pedro logró que ya mi tía no me maltratara, pues está le daba miedo que la acusara con él y ya era buena, la idea era terminar la primaria e irme a estudiar al seminario, jajajaj se imaginan yo sacerdote después de tantas cosas cochinas que viví, pero es que ya con 14 años, aún sentía atracción por los chicos, seguía siendo amanerado, menos caprichoso y malcriado, más bien me volví dócil sumiso y disciplinado, no se porque extrañaba a Austin, recordaba las cosas que viví con el.
Estabamos en el verano de aquel año y era el campamento de catequesis, Franklin mi catequista era un chico súper guapo, era el guía, el auxiliar se llama Roberto, en la actualidad es sacerdote y siempre hablamos, eran muy buenos amigos y ambos eran subalternos de Pedro, nos fuimos de campamento, guitarras y mucha diversión me esperaban, para entonces de Shakira solo tenía el casete y el walkman que me había comprado mi papá, y donde iba era mi compañía junto con la estrella de la punta de la oza mayor,
El primer día de campamento estábamos todos los niños en el area donde dormiríamos, los fantasmas del pasado llegaron a mis sueños, y EL EXORCISTA VOLVIÓ, llorando y dando gritos me levante aterrado, Franklin mi catequista vino, me llevo al cuarto de ellos y allí me sentí seguro, dormí la noche tomando de su mano, la noche siguiente me hicieron campo entre sus camas, la de Roberto y la de Franklin,
En fin me sentía seguro, y a salvo con dos hombres que no dejarían que ningún demonio me perturbara, eran hombres de Dios que cuidarían de mí conjuntamente con el Padre Pedro...

Endra Sueños y VidaWhere stories live. Discover now