Día 5: Híbridos

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   La luz de la luna adornaba la oscura noche en que todo había salido tan mal. Un castaño con un bulto en sus brazos tocaba desesperadamente la morada de uno de sus mejores amigos. Las lágrimas le caían a mares, era imposible contenerlas a estas alturas.

   Era de madrugada, por lo que su amigo debería estar durmiendo, pero esto no le importó mucho a aquella sombra en la oscuridad, lo único que necesitaba era cerciorarse de que su pequeña en brazos estuviese en un lugar seguro. Intensificó los golpes en la puerta de madera, haciéndola resonar en la callada habitación de un albino que caminaba hacia la puerta erráticamente a causa del sueño.

   Cuando finalmente Fargan recibió respuesta, lo primero que hizo fue entregarle el bulto que traía acobijado en sábanas, donde dormía plácidamente su bebé de 9 meses. Willy se encontraba anonadado, no se le ocurría qué podía haber pasado para ver a su mejor amigo de tal manera. Lo iba a invitar a pasar, pero éste ya había entrado a paso rápido, dejando la puerta abierta que el albino terminó de cerrar.

   Fargan se dirigió al comedor y se sentó en una de las sillas, dejando soltar todo dentro de sí, cubriendo su rostro con sus manos, sin parar de sollozar. Gritos ahogados e incómodos dejaron perplejo a su amigo ante la escena. Éste último sólo se concentró en mecer la niña que cargaba para que no se alterase con tanto ruido.

   Unos segundos después, Willy se acercó a su compañero, quien intentaba acallar su llanto, intentaba hablar pero no conseguía hacerlo, cada palabra se ahogaba en su garganta, formando un tenso nudo. Jamás lo había visto tan destrozado. Le hirió verlo así, pero no podía hacer nada si no entendía qué estaba pasando, hasta que se percató de un detalle importante. Dulce, la esposa de Fargan, no estaba con ellos. Algo debía haberle pasado, algo grave, a juzgar por la reacción del otro. Fue entonces que entendió que se trataba de algo muy serio, y posó una de sus manos en el hombro de su amigo como pudo con la bebé, intentando reconfortarlo.

—¿Es...Dulce, cierto?—preguntó temeroso finalmente.

—Ellos...la mataron...sin piedad—logró decir entre sollozos.

   Lo único que quería hacer Willy era abrazarlo, hacerle saber que estaba con él, pero no podía para no dejar caer a la pequeña. Se limitó a esperar a que se calmase y a ofrecerle papel higiénico para que se limpiara la nariz.

   Varios minutos después, cuando el castaño recuperó un poco su cordura, comenzó a explicarle todo lo acontecido.

—Estábamos durmiendo, yo seguía medio despierto, y gracias a mi oído amplificado pude escuchar un sonido cerca de nuestra casa, hasta que me asusté cuando derribaron la puerta principal y comenzaron a allanar el lugar. Desperté a Dulce, busqué rápidamente a Emma e intentamos escapar por la puerta trasera...—le ardían los ojos de tanto llorar, pero no podía evitar soltar unas cuantas lágrimas mientras relataba—sólo que alcanzaron a Dulce, y yo tuve que proteger a mi hija, así que ella me gritó que saliera volando de allí y cuidar de Emma, mientras yo observaba cómo le disparaban en la cabeza desde lo alto—a Willy se le heló la sangre en este momento—...intenté esquivar las balas lo mejor que pude...creo que una me rozó el costado—se levantó la camiseta para mostrar sus costillas y ver que había un rastro de sangre y una herida no muy grave a causa del proyectil que iba a gran velocidad—volé lo más rápido que pude al único lugar que se me ocurrió...disculpa por aparecer así de improvisto—agachó su mirada mientras movía sus manos en la mesa.

—No te disculpes por eso, Fargan. Sólo quiero que estéis a salvo.

—¡PERO JODER!, ¡¿Por qué la matan a ella y no a mi?!—cubrió nuevamente su rostro con sus palmas—yo soy el híbrido y ella es la humana. ¡Yo tengo la culpa de nacer así, no ella!—exclamaba con una ira profunda que llegaba a erizar los cabellos del albino—¡HIJOS DE PUTA!

Willgan Month 2021 《Corazones Explosivos》Where stories live. Discover now