Día 20: Pillados

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Nota: Fargan tiene 16, Willy 15.


   Soltando risas y admirando el rostro del otro, se encontraban dos jóvenes explorando el calor ajeno. No sabían cómo habían terminado en esa situación tan comprometedora, sin camiseta y besándose en la cama de Guillermo. Al separarse se sonreían el uno al otro sonrojados, y el castaño aprovechó de acariciar suavemente el cabello de su novio, le llenaba de felicidad en ese momento.

   De igual manera ambos se encontraban un poco nerviosos por la cercanía y los roces, era primera vez que sentían la piel del otro de esa forma, pero aún así querían seguir devorando los labios contrarios.

   Fue en ese momento en que la puerta de la habitación se abrió repentinamente, dando paso a una mujer de mediana edad, la madre de Guille había entrado sin siquiera tocar.

   David, que se encontraba encima del albino, se separó inmediatamente de él, asustado por haber sido descubierto.

   Ambos chicos se tensaron y se quedaron sentados mirando a la mujer mientras un color rojo adornaba sus mejillas porque acababan de ser pillados. Aquella mujer se notaba bastante enfadada, y los jóvenes quedaron petrificados sin poder hablar, mirándola sin escapatoria alguna.

—David, te quiero fuera—espetó finalmente la madre señalándole la salida.

   El recién nombrado obedeció sumiso, tomando su camiseta y poniéndosela rápidamente sin siquiera mirar a su novio a los ojos o a su madre. Estaba demasiado avergonzado para levantar la vista, aunque antes de pasar por el marco de la puerta e irse directo a su casa le dio una última mirada a su novio y movió sus labios formulando las palabras "hablamos luego", cosa que el albino no pudo descifrar en aquel momento por sentirse angustiado por la pequeña escena y lo que acontecería luego.

—Guille, vístete y ven—le ordenó seriamente su madre—necesito hablar contigo—acto seguido, salió de su cuarto y decidió esperarlo en la sala de estar.

   El albino tragó saliva e hizo lo pedido, quería desaparecer con todo su ser, no podía ser posible que lo había visto en esa situación, no sabía cómo le explicaría todo para que no lo castigase.

—Mamá, que no íbamos a hacer nada, lo juro—dijo apenado mientras la alcanzaba en la otra habitación—de verdad, lo siento—imploró.

   Realmente estaba siendo honesto, no sabía cuándo habían terminado los dos sin camisa en su cama, pero estaba seguro de que no iba a llegar a más. No se sentía listo aún para hacerlo, ni David tampoco, iban a parar en cuanto se pusiera demasiado incómodo. Al menos a él le asustaba perder su virginidad a tan temprana edad.

—No, Guillermo, no es eso. ¿En qué estabas pensando? ¿Qué te hemos enseñado tu padre y yo?—se oía verdaderamente decepcionada—No quiero que vuelvas a ver a ese chico. No va a pisar un pie en esta casa jamás. Personas como él no son bienvenidas aquí—ahora su hijo estaba confundido con lo último que dijo.

—¿Personas como él?

—Homosexuales, hijo—el albino quedó atónito, no se esperaba aquella respuesta.

—Pero mamá-

—No, Guille—lo interrumpió—sé que tú no eres así, y me sorprende que haya logrado persuadirte, tenía mis sospechas sobre él, pero pensé que no era cierto—algo se quebró dentro de Guillermo—Ahora veo que me equivoqué, tienes prohibido juntarte con él—decía firmemente mientras se limaba las uñas.

Willgan Month 2021 《Corazones Explosivos》Where stories live. Discover now