Capítulo 23.

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Abro los ojos cuando siento el sonido de la puerta demasiado fuerte

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Abro los ojos cuando siento el sonido de la puerta demasiado fuerte. Observo a mi lado y el reloj marca las tres de la madrugada mientras que el corazón me bombea demasiado fuerte cuando noto que la cama está vacía.

—¿Joy?—digo poniéndome de pie. Me tallo los ojos, es demasiado temprano y dormir en un sofá no es nada cómodo. Soltando un suspiro golpeo la puerta del baño, no le puso traba así que ingreso quedándome de pie viendo cómo mi esposa vacía su estómago en el retrete. —Tranquila, cariño, todo está bien.

Le acaricio la espalda, le saco el cabello de la cara y por jalarlo termino con un mechón de su cabello en la mano. Siento que todo me tiembla, la he visto desmejorarse rápidamente los últimos días pues ha estado intentando persistir al tratamiento pero jamás había visto que se le cayera el cabello.

Se limpia la boca y aunque trato de ocultar su pelo en mi mano, sus ojos son más rápidos cristalizándose. De inmediato se pone de pie, corre al espejo y con ambas manos comienza a jalarse el cabello llorando en silencio a causa de la sorpresa.

—Es solo cabello—la tomo de la cintura.

—No, no es solo cabello—se resigna mientras llora. Le quito las manos de la cabeza, las dejo limpias de cabello y la abrazo impidiendo que continúe.

Me mira a través del espejo, estaba resignada, hace días hablamos de las consecuencias que conllevaría el tratamiento y al tomar quimioterapia demasiado fuerte para tratar de detener las células cancerígenas que toman su cuerpo a un rapidez impresionante, la caída del cabello era algo que esperábamos, sin embargo no pensé que sería tan pronto.

La miro y trato de que comprenda que está bien, que vamos a salir adelante pero una arcada nueva la dobla sobre mis brazos hacia el lavabo. Tose y tose hasta que deja todo salpicado de sangre.

—Mírame, levanta la cabeza—como esperaba, el sangrado nasal esta comenzando por lo que la cargo en brazos mientras ella mantiene la cabeza en alto para evitar que empeore. La dejo sobre la cama donde se sienta, busco con rapidez el botón para llamar a las enfermeras y luego regreso con mi esposa.

No me mira, no está contenta y comprendo enseguida que este será uno de esos días no quiere ni siquiera pronunciar palabra. El tratamiento está haciendo de las suyas en su cuerpo, está demasiado avanzado su cáncer pero todavía tengo la esperanza de que pueda revertirse porque no me tomo ni un solo segundo pensando en el cronómetro de tiempo que nos persigue pues me niego a perderla sin luchar.

La enfermera del turno noche llega, impide que el sangrado avance y termina recostando a Joy en la cama de nuevo. Me siento a la par, observo el reloj y luego saco las píldoras que le tocan, píldoras que forman parte del tratamiento y que sé, no le gustan.

—Tienes que tomarlas—le ruego con las píldoras en la mano y un vaso en la mesa de noche. Joy niega con su cabeza.—Vamos, cariño, acordamos que harías lo posible para...

Entre Joy y Nueva York (AQS #5)Where stories live. Discover now