Capítulo 1. Vacaciones

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Las vacaciones comenzaron y Lilianne Snape no podía estar más emocionada, por este motivo el primer día que llegó a la pequeña casa Snape en el callejón Diagon, apenas y durmió esperando emocionada al día siguiente para salir a jugar y que todos los vecinos vieran que había regresado. Y esos tan adorados vecinos saludaron con una sonrisa a la niña que corría emocionada de esquina a esquina, pero luego suspiraban resignados, tal parecía tendrían a ese tornado pelirrojo nuevamente rondando las calles.

Uno de los motivos de alegría de la niña también era que ese verano su padre había prometido pasar todo su tiempo con ella, sin importar quién lo llamase o si Hogwarts se quemaba, él se quedaría con ella. Lily no tendría que pasar un solo día con los Malfoys y sobre todo con su detestable tío Lucius, porque la pelirroja adoraba a Draco y a su tía Narcissa, pero Lucius y ella nunca habían congeniado en absoluto. Y era ridículo, porque Lucius en vez de portarse como el adulto de la discusión, siempre se rebajaba a una actitud aún más infantil que Lily y decía palabras tan hirientes que la niña lo terminó odiando. Severus apenas y sabía de esas disputas, porque de saber que Lucius había tan solo alzado la voz a su hija, lo habría maldecido hasta que el último de sus platinados y oxigenados cabellos se hubiera caído.

Lily y su padre siempre habían tenido una buena relación, pero su nueva aventura en Hogwarts había hecho que padre e hija fuesen inseparables, hacían casi todo juntos. Lily había estado acostumbrada por años a la seriedad y mal genio de su padre, pero ahora, por lo menos con ella, era como cualquier padre amoroso. No me mal entiendan, Lily siempre creyó que su padre era un superheroe, su única familia, pero siempre tenía que volver a Hogwarts y eso hacía que Lily se sintiese abandonada por mucho tiempo, aunque las cartas y regalos no faltaba, ella necesitaba de su padre. Por eso cuando las vacaciones de navidad, fin de año y pascua llegaban, Lily sentía que tenía que volver a conocer a Severus y trataba de no encariñarse mucho con la idea de tenerlo constantemente en su vida. Severus no era un padre ausente, trataba de estar en los eventos importantes, tenía mil fotos de Lily que Narcissa le mandaba, siempre estaba pendiente de su bienestar, pero Lily era un niña y ella no notaba eso, solo veía quién estaba y quién no.

Teniendo todo esto en cuenta, tendrán una idea de lo feliz que estaba Lily, ya no solo estaría con Severus en los días festivos, ahora irían a Hogwarts juntos, pasarían las festividades y las vacaciones ¡Juntos! La niña no cabía en su felicidad.

Severus por su parte hacía de todo por Lily, no solo por ser su hija, si no por la culpa que escarbaba en su pecho todos los días al saber lo que tuvo que hacer para mantener a Lily a su lado. Constantemente se sentía como el peor ser humano, pero al verla sonreír todo eso se borraba, había válido la pena, la tenía en su vida.

Aquella mañana de Junio todo pintaba a ser un día grandioso en el callejón Diagon, Lily despertó por el canto de las aves y el sol en su cara, pero tan pronto como se estiró volvió a sentir la pereza; se limitó a cerrar las cortinas y volver a acostarse. Pero entonces las cortinas volvieron a abrirse por arte de magia y las cálidas sabanas que las arrojaban, se alejaron, doblandose en el aire y colocándose a un lado en la cama.

La pelirroja arrugó la nariz y abrió los ojos con letargo, viendo a su padre en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una mueca seria.

- Papá, que bien que estás aquí. A las sábanas las poseyó el diablo o algo ¿Me arropas de nuevo?

Severus terminó por sonreír ante ese comentario.

- Buen intento, zanahoria. Levántate, sabes que hoy quedamos con Narcissa en ir a pasar el día.

Lily gruñó y se levantó de mala gana. Su padre bajó y ella se puso una de esas capas caras que le había dado Cissy, encima del suéter que le había dado la señora Malfoy y un pantalón de tela que le había robado a Draco. Se puso su preciado guardapelos y el collar que le había dado Draco hace ya lo que le parecían siglos.

Los Mellizos Potter y la cámara de los secretosWhere stories live. Discover now