Capítulo 4. Gildorey Lockhart

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Las vacaciones continuaron y, a pesar de que Severus y Lily parecían haber arreglado sus diferencias, la niña estaba castigada de aquí a cuando tengo 18 años por haber escapado de casa. Las visitas de los gemelos estaban prohibidisimas y las salidas al callejón Diagon siempre eran bajo la supervisión de Severus, así que Lily ya no podía probar sus pociones con los transeúntes... pero eso no quería decir que no las probaba. Durante varias semanas Severus se llevó la peor parte del castigo que él mismo le puso a Lily, pues la niña lo usaba de conejillo de indias. A veces Lily le pedía que probara una poción, Severus al principio se negaba pero siempre terminaba sediendo ante esos ojos de cachorro regañado; pero otras veces Lily ponía la poción en su café y solo se percatado cuando su rostro se hinchaba o su cabello cambiaba de color.

- Mira ya estoy castigada, no puedes castigarme de nuevo -Le decía la pelirroja.

Severus solo agradecía que su hija parecía aceptar cada vez más la idea de ir a Beauxbatons. Esa tarde irían a comprar lo que necesitaban para su nuevo año escolar. Lily no se veía muy emocionada por esto.

- Su uniforme es un vestido -Se quejó mientras caminaban calle abajo- ¡Un vestido! Tendré que usar eso todos los días -bufó.

- Será solo este año, si las cosas mejoran en Hogwarts regresarás el año que viene -Aseguró su padre.

- Lo sé, lo sé.

Lily se sentía cada vez peor de solo pensar en ir a ese colegio, simplemente no lo aceptaba y sí, estaba mintiendo, en sus planes no estaban ir a Beauxbatons en absoluto. Pero su padre debía creer que sí. Sonreirá al comprar el absurdo vestido, sonreirá cuando compres los libros y también sonríe en las clases de francés que le da su padre. Es que simplemente la niña no veía razonables las razones por las que su padre quería que estudiase lejos de Hogwarts, él lo dijo, Voldemort va tras de Harry, no de ella. A su parecer su padre solo la sobreprotegía ¿Qué chances había de que Voldemort lograra infiltrarse de nuevo en el colegio? Exacto, ninguna. (Oilaaaa).

Caminaron hasta la tienda de túnicas de Madame Malkin, era un lugar con una fachada que a Lily le encantaba, la tienda era de un lindo color Lila por fuera, en los escaparates siempre había ropa elegante y túnicas tornasol, Lily recordaba haber ido a comprar su túnica para Hogwarts el año pasado y le entristeció un poco que ahora irían para comprar el estúpido vestido de Beauxbatons. Entraron y una campañilla anunció su llegada, Madame Malkin estaba terminando de lucir un maniquí con una túnica turquesa, apenas ella se apartó el maniquí comenzó a moverse y ponerse en diferentes poses muy elegantes.

- Buenos días ¿En qué les puedo ayudar? -preguntó la rechoncha mujer, con una voz amable.

- Buenos días -Saludó Severus, con voz monótona, que usaba cuando se dirigía a otros que no fuesen Lily-. Venimos por el uniforme de mi hija.

- Ya veo ¿Otro emocionante año en Hogwarts, querida? -preguntó, poniéndose a la altura de Lily, aunque la niña había crecido por lo menos 5 centímetros ese verano.

- No, este año no -suspiró.

- Este año ella irá a Beauxbatons ¿si es posible que le confeccione el uniforme? -preguntó Snape.

- Oh vaya, que maravilla -sonrió la bruja-. Una reto, por fin. Estaba tan cansada de hacer capas para Hogwarts -Rió tapándose las comisuras de los labios con su pequeña mano-. Adelante, párate ahí, en un segundo te atiendo -dijo, señalando un tarima circular que estaba frente a un espejo.

Lily suspiró y asintió, haciendo lo que le pedía. Luego de una hora Madam Makin había tomado todas las medidas necesarias y se había puesto más a la obra para realizar el uniforme perfecto para esa pequeña pelirroja que no dejaba de moverse. Al cabo de una hora Lily ya usaba su nuevo uniforme que consistía en un largo vestido azul que llegaba hasta las rodillas, un collarín del mismo color que caia sobre sus hombros y lo adornaba un hermoso lazo (Lily bromeó que parecía un perro con esa cosa, pero ni Madame Malkin, ni su padre se rieron) y por último un pequeño sombre de ala caída hacia la izquierda. Lily se miró en el espejo y realmente lo odió, no sabia si era el vestido, el sombrero o la cosa esa sobre sus hombros, pero lo odiaba.

Los Mellizos Potter y la cámara de los secretosWhere stories live. Discover now