10

123 18 0
                                    

San no había tocado su café achocolatado más que para sostenerlo durante todo el camino. Las palabras de Celine llenaban su mente por completo en esos momentos y no había mucho que pudiera hacer, salvo escuchar.

—¿Vida injusta?

La chica asintió lentamente frente al murmullo de San, quien acababa de repetir sus palabras, y se mantuvo en silencio mientras apreciaba cada detalle de su expresión. A pesar de siempre ser muy transparente con sus reacciones y emociones, el chico solo se mantenía con su vista perdida en un punto fijo, como si estuviera repasando cada día que había vivido hasta entonces. Celine tomó un sorbo de su bebida y ladeó su cabeza, comenzando a preocuparse por la actitud del contrario.

—Quizás deberías probarlo —indicó, señalando el vaso que sostenía hace un rato—, comienzo a sentir que necesitas algo de azúcar para regresar.

Casi por instinto, San siguió la indicación de Celine y llevó su bebida a sus labios, tomando un pequeño sorbo y sonriendo leve al sentir el dulzor. La chica supo de inmediato que había acertado en su elección, sin embargo, no se permitió sonreír al notar que su mirada continuaba desenfocada en un punto perdido.

—¿San?

Pasaron un par de segundos antes de que los labios del chico volvieran a moverse, obteniendo toda la atención de ella:

—¿No lo lograré?

—¿Ah?

—¿No lo lograré? —repitió su pregunta, enfocando su vista y dirigiendo sus ojos hacia Celine— Si esta es mi vida injusta... ¿Siempre será así? ¿Siempre habrá alguien mejor? —tragó pesado— Estoy... ¿destinado a fracasar?

Celine guardó silencio unos segundos, desconcertada; jamás creería que algo tan desalentador podría venir de ese chico de brillantes pupilas e inocentes intenciones. Entonces, se obligó a volver a concentrarse en él, sacudiendo su cabeza para alejar cualquier pensamiento extra. San parecía desilusionado, asustado de que el resto de sus intentos acabaran igual.

—No, San —dijo suave, consiguiendo un atento contacto visual a cambio—, nunca, en ninguna vida, estarás destinado a fracasar. No viniste al mundo para eso.

San se volteó por completo hacia ella y acercó el vaso a sus labios nuevamente.

Bien, comenzaba a actuar con normalidad.

—¿A veces será más difícil? —continuó— Sí. Claro, ¡desde luego! —Celine se encogió de hombros y señaló el parque en el que se encontraban— Mira a tu alrededor. No estás solo en el mundo, San —dijo con suavidad—, y todos quieren alcanzar sus metas tanto como tú.

A medida que las palabras de Celine llegaban a él, su punto de vista al respecto fue cambiando lentamente, notando como todo cuadraba perfectamente dentro del sistema en que vivía. La chica observó a San prestándole tanta atención como siempre, con aquel brillo tan particular de regreso en sus pupilas, y sonrió para sí misma, guardando silencio unos segundos mientras apreciaba al chico volver.

—Es tu vida injusta —retomó—, pero no imposible. Puedes totalmente conseguir lo que quieres, todo lo que te propongas, pero debes estar preparado para intentarlo; deberás afrontar muchas injusticias en tu camino. Es horrible escucharlo, lo sé —se encogió de hombros—, pero estarás bien.

San sonrió al escuchar a su monitor confiar en él y asintió lentamente.

—Ahora —Celine volvió su mirada seria y se enfocó en él—, escucha San —dejó su vaso en el suelo y se volteó a él, sosteniendo su rostro entre sus manos y mirando fijamente sus ojos—. Que sea tu vida injusta y debas estar listo para recibir injusticias y decepciones no significa que debas dejar que te pasen a llevar, ¿bien?

San guardó completo silencio unos instantes, viendo directo a las pupilas ajenas. Celine parecía advertirle de una forma realmente pura que no dejara que alguien le pasara por encima solo por la vida que llevaba; tenía prohibido conformarse. Entonces, una sonrisa apareció en su rostro y asintió.

—¿Entonces debería volver al Canal Principal y decirle a Chung-ho que me contrate?

—¿Qué? —Celine murmuró, soltando una risa luego y separando sus manos de su rostro volviendo a tomar su vaso— No, San... tampoco funciona así.

—¿Segura?

Celine notó como toda la esencia del chico había vuelto a él y rodó los ojos. Una vez que San parecía entender todo y conseguir un nuevo punto de vista, era como si nunca hubiese tenido un pensamiento desalentador.

A pesar de que sabía que eso significaba que el muchacho pensaba más de lo que decía, le gustaba eso de él.

—Segura, Choi San —respondió—. El chico al que contrataron, si sucedió como lo dijiste, debe estar en su vida fácil, por lo cual no lograrás tomar su lugar... Además... ¿estarías bien tomando el lugar de otra persona? —alzó una ceja.

Entonces, San frunció su ceño levemente y apartó la mirada. Definitivamente no lo había pensado así.

—Exacto.

—Bueno, ¿y ahora qué?

Los ojos del chico regresaron a ella y Celine mantuvo el contacto visual por unos instantes.

—Bueno... —intentó recordar su propia experiencia y conocimientos adquiridos gracias a Yoonsook— Durante esta vida puede resultar muy fácil desmotivarse, querer conformarse y rendirse. El mundo no te lo va a dejar fácil todo el tiempo, pero no puedes darte por vencido solo por ellos, así que... hagamos lo que quieras.

El rostro de San adoptó una expresión llena de confusión.

—¿...qué?

—Prémiate por intentarlo —explicó—. Sin importar el resultado, siempre serás suficiente para ti mismo, no olvides eso. Busca el equilibrio.

Al comprender finalmente a lo que se refería, San volvió a sonreír. A pesar de que la noticia de las injusticias rodeando su vida constantemente no fuera fácil de digerir, Celine podía hacerle ver todo de una forma mucho más esperanzadora. Lo había estado haciendo desde el comienzo. Entonces, el chico vio a su alrededor y notó como las personas habían comenzado a dejar el lugar luego de que el atardecer se hiciera presente, estaba oscureciendo.

—Vamos a acampar.

—¿Acampar? —Celine alzó una ceja, incrédula— Tú... si sabes que estamos en la ciudad y no en el bosque, ¿cierto? Tampoco es una playa o un parque habilitado para acampar...

—Playa, bosque, parques... —repitió él— ¿Quién los necesita?

Celine mantuvo su atención en el chico, sin poder comprender del todo hacia dónde iba. San solía aparecer con diversas y aleatorias ocurrencias a menudo, sin embargo, aquello le estaba tomando con la guardia baja.

—Vamos por las estrellas, Celine —San conectó sus ojos con los de ella—, acampemos en tu azotea.

La chica quedó totalmente inmóvil, analizando con detenimiento cada detalle frente suyo, pero no halló siquiera una pizca de humor en él. San hablaba en serio.

¿Pero cómo lo harían? Celine no tenía idea de cómo montar una carpa, mucho menos tenía una; ya estaba anocheciendo y el tiempo les jugaba en contra.

"Prémiate por intentarlo."

—Bien, vamos —acabó diciendo.

No sabía cómo, pero lo harían. Se mantendría fiel a sus palabras y le mostraría a San que había formas de transformar lo desalentador en luz.

BEYOND | Choi SanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora