Capítulo 16

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—Ehh, Carl —me limpié las lágrimas— ¿Has visto a Enid? Ya la busqué pero...

—Se fue —soltó

—¿Cómo qué se fue? ¿A dónde? —me alarmé

—¿A dónde más crees, Jane?

—¿Salió? ¿En este momento? —me alarmé mucho más

Carajo Enid, ¿Por qué tienes que ser así? Irte sin decir nada, en medio de todo esto

—Antes, después del ataque. No dijo nada

Y eso bastó para que mi cabeza diera vueltas por todos lados. Cada cosa que ha pasado, mostrándome imágenes de aquellos momentos felices, tristes, y entre otros.

Podía escuchar la voz de Carl muy lejos, todo a mi alrededor se veía borroso, todo se movía. No podía mantenerme de pie. Y es ahí, donde de repente vi todo negro.

¿Por qué todo me tenía que pasar a mi? ¿Acaso era el karma? ¿Mala suerte? ¿O sólo era porque no había estado comiendo bien?

***

Intentaba abrir los ojos, pero me era imposible, mis parpados los sentía pesados.
Pero finalmente los pude abrir, y lo primero fue una silueta que no pude reconocer al instante, gracias a que todo estaba oscuro. Me quejé gracias a un pequeño dolor de cabeza

—Jane, que bueno que despertaste —Y era él, Ron. Encendió una lámpara—, Me tenías preocupado

—¿Qué pasó? —me toqué la cabeza— ¿Cómo llegué hasta acá?

—Carl te trajo.
Pude tonar cierto tono en la confesión, solo que en ese momento mi cerebro no lo captó, y tampoco tenía ganas para discutir

—¿Carl? —pregunté confundida

—Sí, te desmayaste —fue en ese momento que lo recordé, bueno, solo hasta donde vi todo negro —. Denisse dijo que se debió a que no has comido bien

—Oh, sabía que esto traería problemas —dije con gracia, pero Ron se mantenía serio

—No es gracioso —me regañó—. ¿Por qué no has comido?

—No he tenido ganas, no después de todo —confesé, él me agarró la mano

—Sé que esto es doloroso, pero no puedes dejar de comer. Esto es lo que pasa —suspiró—. No te quiero perder, no quiero que mueras

—Todos moriremos, ¿No has visto que estamos rodeados de esas cosas?, son miles de ellos

—No debes estar hablando en serio —mi semblante no cambió, y él soltó mi mano —. Tu vida no es un juego

—Ron, ahora no es momento para discutir —hablé tranquila, pero sabía que él tenía razón —. Sólo quiero seguir descansando, ¿de acuerdo?
Y eso pareció molestarlo

—Bien, Denisse dijo que deberás tomar pastillas
Señaló un frasco que estaba en una mesita y se encaminó hacia la puerta, pero antes de salir volteó a verme:

—Mañana vengo a verte, descansa —Dijo por último y salió de la enfermería

Vaya, ese chico si que era bipolar, y lo sigue siendo

***

A la mañana siguiente no esperé a que Ron llegara, agradecí a Denisse y me fui a casa.
Me di un baño y me recosté por un rato, y sin darme cuenta me había quedado dormida, aún tengo el don en tan solo tocar una cama me quede dormida, si es que no tengo varias cosas en la cabeza.

Me desperté a causa de unos disparos, me levanté de golpe lo cual hizo que me doliera la cabeza, esperé para que se me pasara y bajé por agua. Una vez tomada la pastilla fui a investigar que habían sido esos disparos.

Spencer, eso lo ocasionó. Tara me contó que él quiso pasar de la muralla, pero de no ser por su ayuda, la de Rick, Tobin y Morgan, él ya no estaría ahí. Le agradecí por él y fui a casa de los Anderson.
Aún no quería hablar con él, pero fui a su casa para estar con Sam. Ya que él no ha bajado y sinceramente me preocupaba.

—Hola, Jessie —le sonreí cuando me abrió, tenía a la pequeña Jud en brazos—. Me he enterado que Sam no ha querido bajar, y quisiera ver como está

—Al parecer tiene miedo, pasa —se hizo a un lado para que entrara, y cerró la puerta

—Gracias

—Él está arriba, obviamente. Adelante —le sonreí y me dirigí a las escaleras

—¿Jane? —me detuve en medio de las escaleras y lo vi, estaba sentado— ¿Qué haces acá?

—Vine a verte —volví a caminar hasta ya estar con él—. ¿Por qué no quieres bajar?

—Solamente no quiero

—Sam, sabes que me tienes a mi, en todo momento —me senté frente a él—. No debes de tener miedo, esas cosas no entrarán

—¿Y si lo hacen? —preguntó con cierto temor

—Si lo hacen, acabaremos con ellos y saldremos adelante —le tomé la mano—. Acuérdate que acá estoy para cuidarte, nunca dejaría que te pasara algo, ¿entiendes?

—¿Lo prometes?

—Te lo prometo, Sam —lo abracé

Amaba y aun amo a Sam, no solo porque sea el pequeño hermano de Ron, sino porque tiene un gran corazón, puedo ver más allá de él. Puede lograr las cosas que se proponga. Es con quien solía jugar, para que olvidara todo lo que su padre hacía, porque no me gustaba que viviera de esa manera, nunca fue un lugar seguro para un niño. Tanto él como su madre y hermano pudieron tener un trauma en base a ello. Algo que ninguno merecían ni merecen. En ese momento él era mi propósito, sobre todo era por él por quien hacía las cosas. Supongo que siempre fue él, mi motivación. Tal y como lo he dicho.

—¿Quieres jugar? —ofrecí, quería que él dejara de pensar por un momento sobre esos caminantes que nos rodeaban

—De acuerdo —me respondió no muy convencido

Entramos a su habitación y pude escuchar música, aunque había un plato de comida allí ya con demasiadas hormigas

—¿No has comido? —me acerqué al plato

—No he tenido hambre —se encogió de hombros y se sentó en el piso

—Dejare esto allá abajo, ¿si?
Agarre el traste sin moverlo tanto para que no se me subieran las hormigas. Él solamente asintió.

Salí de su habitación y cerré la puerta, como a él siempre la ha mentido cerrada. Al tirar la comida y lavar el plato escuché un fuerte ruido. 

MI PRIMER AMOR; ron andersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora