Capítulos IX

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Como había dicho anteriormente, las cosas con Alex iban cada vez mejor y es que era imposible no llevarse bien con alguien que te entendía a la perfección, a quien le gustan las mismas cosas, alguien con quien poder hablar horas y horas sin cansarse. Alex era alguien con quien podías encajar muy fácilmente y eso era algo que realmente me encantaba, pues nunca tuve amigos y el hecho de encontrar alguien con quien hablar de cosas sin sentido y reírse por horas, era simplemente algo maravilloso.

Siempre íbamos al mismo lugar para hablar, parecíamos unos prófugos escondiéndose de la policía, pero era inevitable no hacerlo ¿Por qué? No lo sabía, no había respuesta para eso, era el simple hecho de que cada día que pasa, queríamos pasar más tiempo juntos. No podía hablar por sus sentimientos, no sabemos lo que nace en el corazón de alguien más, pero sí puedo hablar por mí y diré que realmente quería estar con él. Alex me gustaba de una manera que sencillamente no podía explicar, cada vez que lo veía sentía como todo al rededor desaparecía, lo quería, aunque solo hubieran pasado algunas semanas.

—Es la primera vez que conozco a alguien así, con tantas cosas en común conmigo —comentó mientras me sonreía.

—A mí me pasa lo mismo, pero para todo hay una primera vez —dije mientras veía como él se acercaba poco a poco a mí, y cuando creí que me iba a besar, una tercera voz interrumpió el momento.

—Oye Alej... —se interrumpió ella misma para luego mirarnos fijamente, seguido a eso salió corriendo totalmente endurecida. 

Rápidamente salí del lugar en busca de Jade, sabía muy bien lo que ella pensaba de Álex y realmente no quería que se enojara conmigo, yo la apreciaba como una amiga, no quería perder una amistad por un disgusto, pero cuando la encontré en medio de los demás, sus expresiones me confirmaron que estaba enojada y que no quería hablar conmigo, no podía hacer nada, solo esperar a que se calmara y arreglar las cosas.

El día siguió normal o eso era lo que podría decir si no fuera por Jade, no me había dirigido la palabra en todo el día y realmente yo tampoco lo iba a hacer. No podía controlar mis sentimientos, ni tampoco por quien sentirlos, el corazón elige al azar sin pensar en la edad, el color de piel o en personalidades, nadie puede controlar eso y no pensaba pedir perdón por algo que yo no había buscado, era algo que sencillamente había nacido por sí solo.

(...)

La tarde había llegado rápidamente después de un día con muchas emociones. Había quedado de verme con Alex ese mismo día para charlar un rato, tenía clase toda la tarde, pero se escaparía un rato para verme ¿Hasta que punto podríamos llegar tan solo para vernos? No lo sabía, pero era algo que realmente me encantaba, se había vuelto una costumbre verlo, en tan poco tiempo, se había vuelto muy importante para mí. Después de un rato, la puerta sonó, la abrí rápidamente y lo vi a él junto con su mejor amiga, genial, lo que faltaba.

—Mira, te presento a mi mejor amiga —dijo con una sonrisa, yo me quedé callada al igual que ella sin expresión alguna.

Realmente no podía describir lo que sentía, quizá eran celos o me estaba comportando muy inmadura, pero sencillamente no podía soportar a su mejor amiga. No eran celos de aquellos donde uno piensa que entre ellos pasa algo, era simplemente un sentimiento indescriptible, como esos que dan cuando uno persona importante para uno, encontró a alguien más con quien ser cariño o demostrativo, en pocas palabras, eran celos por el comportamiento afectivo hacia otra persona.

El momento se volvió algo incómodo, pero decidimos ignorarlo firmando una conversación entre Alex yo. A cada minuto podía probar los labios de Álex lo cual era un deleite, era increíble lo que podía llegar a sentir con tan solo un beso, era algo que quería seguir sintiendo siempre, aunque fuera mucho pedir.

—Ya me tengo que ir —susurró mientras empezaba a irse, yo lo tome del brazo y me negué a soltarlo—. Ya debería estar allá, me van a regañar.

Decidí soltarlo para que no llegara tarde, no quería ser causa de sus atrasos, aunque para ser sincera, ese chico siempre llegaba tarde a todos lados: al colegio, a la casa, a las citas, incluso a las reuniones más importante para él, pues Alex decía que lo bueno siempre tarda en llegar y para ser sincera, concordaba con él, pues con tal de verlo, podría esperarlo toda la vida. 

(...)

Día 2 de agosto. Me encontraba en el salón muerta de sueño, quería irme para la casa y derrumbarme en la cama hasta perder la noción del tiempo, estábamos en el descanso y realmente no había nada que hacer, todos estábamos igual, con sueño y con ganas de irnos, en un lugar tan pequeño, la pereza se hacía presente muy a menudo. Mientras miraba mi celular, podía observar a Daniel acercándose poco a poco a mí, no puede ser.

—Aleja ¿Podemos hablar? —preguntó Daniel con su entrecejo fruncido.

—Sí. —respondí para luego salir del salón junto con él.

—Sé lo que está pasando entre Alex y tú. —musitó haciendo que me sorprendiera ¿Tan obvia era? Que tonta.

—Entre él y yo no esta pasando nada, solo hablamos como amigos. —informé tratando de sonar convincente.

—¿Y para eso se tienen que esconder? —preguntó con enojo—. Al parecer no eres diferente a las demás, Alex es un idiota y te va a lastimar, además tú eres muy rara y rápidamente se va a cansar de ti cómo los demás ¿No comprendes eso?

—¿Rara? —susurré en un hilo de voz. Odiaba esa palabra con todo mi ser, toda mi vida había escuchado esa palabra, no era rara, era diferente, pensaba diferente y eso no estaba mal, los raros eran ellos al creer que lo diferente es símbolo de burla— ¡Tú eres el idiota que no comprende que no me gusta ser igual que los demás, esos que siguen un estúpido estereotipo para encajar! —grité odiando el nudo que se empezaba a formar en mi garganta—. Sí no eres capaz de querer a alguien que no es una copia de los demás, entonces es mejor que terminemos, no quiero a a alguien a mi lado que me quiera convertir en otra persona.

Traté rápidamente de irme del lugar, pero Daniel tomó mi brazo impidiendo que escapara de aquella estúpida situación, podía ver en sus ojos arrepentimiento, pero jamás iba a volver a tener una oportunidad conmigo, esto se había acabado para siempre.

—Perdoname Aleja, yo te amo —murmuró con su voz inestable. Solté una risilla sarcástica, me zafe de su agarre y me fui, nadie amaba a las dos semanas, era patético.

La tarde había llegado nuevamente, las clases habían terminado al fin, no quería seguir viéndole la cara a Daniel, era un idiota. Estaba un poco triste, pero no por haber terminado con Daniel, si no porque el me había tratado igual que donde vivía antes, me había llamado rara, que nadie me iba a querer, seguía sin entender la razón, era una persona normal con gustos diferentes ¿Eso estaba mal? No lo creía así. Entre mis pensamientos decidí tomar el celular y escribirle a Álex.

Hola √√

Hola Aleja, hoy te vi llorar ¿Terminaste con Daniel? 👀 √√

Sólo dijo algunas cosas que me lastimaron, pero bueno, no importante y sí terminamos.

Mmmm que mal, hoy podemos salir si quieres, quizás así olvides un poco lo que ocurrió √√

Me parece bien 😊😊

De acuerdo 😘

Cada palabra escrita por Alex me había subido el ánimo rápidamente, era nuestra primera cita y estaba muy emocionada, nunca había tenido una y el simple hecho de tenerla con una persona que me gustaba tanto, era como estar en el paraíso sin haber muerto.

La cita la dejare para el próximo cap jejeje

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Gracias 💜💜

¿Destino o Casualidad? Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang