Capítulo XV

13 3 0
                                    

Todo estaba yendo de maravilla, al fin había encontrado una persona con quién ser yo misma, aquella que no me juzgaba si actuaba como una niña o era infantil, esa era mi personalidad y él la aceptaba ¿Qué más le podría pedir a la vida? Él era todo lo que yo había deseado encontrar, todo lo que había soñado, después de todo, los sueños si se hacen realidad.

—Amor —oí la voz de Alex tras mio, di media vuelta y lo miré—. Hoy tengo que comprar unas cosas para la feria ¿Me acompañas? —preguntó. Yo asentí con una gran sonrisa.

Me encantaba pasar tiempo con él, así que no me costaba nada decirle que sí cada vez que él me invitaba a salir. Después de clases Álex me llevó a mi casa, como solía hacerlo siempre, él decía que un caballero siempre debía asegurarse de que una mujer llegara bien a su casa. Era realmente encantador.

—Almuerza, ahora vuelvo por ti. —dijo para luego darme un beso e irse.

Después de eso entré a mi casa y saludé a mi madre, le pedí permiso el cual no me negó, así que me dediqué a cambiarme el uniforme y arreglarme un poco, Alex no tardaría en llegar asi que debía apresurarme. Mientras seguía con lo mío, escuché mi celular sonar, contesté rápidamente y empecé una conversación.

—Si yo no te llamo, tú no llamas. —musitó la morena enojada, aunque realmente sabía que solo actuaba.

—He estado ocupada. —respondí tratando de no darle a entender que me había olvidado completamente de ella.

—Ocupada ¿Con quién? ¿Con tu novio? —preguntó. Yo hice un sonido con el cual confirme—. Ustedes mantienen juntos ¿No se aburren?

—No te cansas de lo que te gusta —aseguré—. Además no es aburrido estar con Alex, no cuando juegas en lugar de pelear.

—Es cierto —suspiró—, que suerte tienes.

—Lo sé, el mejor regalo de la vida, debo irme, adiós. —colgué.

La morena siempre soñaba con encontrar un príncipe azul, yo no, yo siempre fui algo alejada de las personas. No buscaba a alguien, menos a un príncipe azul, pero Alex era mucho más que un príncipe, lo quería todo con él y ahí comprendí todo, no se trata de buscar, se trata de saber esperar a que llegue la persona correcta. Después de un rato esperando, Alex llegó, me paso un casco y nos fuimos en su moto, mientras el manejaba yo admiraba la hermosa vista de lejos.

—Es muy hermoso el paisaje. —comenté rompiendo el silencio.

—Tú eres hermosa. —halagó.

—No lo soy. —susurré, él me miró confundido.

—¿Por qué nunca te puedo decir nada lindo? —preguntó frustrado.

—Porque es mentira —musité. Él arqueó una ceja—. Me dijeron tantas veces que era fea, que me lo creí y siento que los que dicen lo contrarió mienten.

Decidimos dejar esa plática para después, habíamos llegado a nuestro destino y debíamos empezar a comprar las cosas para la feria. El lugar era muy cálido, no era muy grande, pero tenía una vista maravillosa, se podían ver los planes que quedaban a lo lejos, al ser un lugar que quedaba casi en una montaña, la vista era simplemente inefable.

—¿Que haremos primero? —cuestioné mirándolo.

—Hay que comprar algunas cosas en el supermercado. —informó.

Compramos algunas cosas en un supermercado, luego entramos a otro para comprar cosas que no estaban en el anterior.

—Llevaremos ésta y ésta. —decía Alex mientras cogía las botellas de gaseosa.

Sé que era extraño, pero parecíamos dos personas casadas comprando los víveres por primera vez, incluso lo mencionamos  y empezamos a jugar con el tema preguntando si ya teníamos tal producto en la casa o debíamos comprarlo, era inevitable no ser niños, nos divertíamos siendo nosotros mismos, eso era algo que no tenía precio.

—Vamos a comer algo, —propuso. Yo asentí para empezar a caminar con las bolsas— odio cargar bolsas.

—Concuerdo contigo. —suspiré.

Seguimos caminando hasta una cafetería, hicimos nuestro pedido y hablamos un poco de la vida.

—Aquí vendremos a mercar cuando nos casemos. —comentó de la nada. Sabía que solo estaba bromeando, pero era divertido imaginarlo, dos locos infantiles viviendo juntos, sonaba a una gran aventura.

Terminamos de tomar y comer lo que habíamos pedido, luego salimos de la cafetería para encontrarnos a un señor que vendía seviches, rápidamente sentí el deseo de probarlo, Alex pareció comprender lo que estaba pensado.

—¿Quiere? —preguntó.

—Sí. —respondí.

Alex rápidamente pidió dos, uno para él y otro para mí, luego nos sentamos en el parque a comer mientras  hablábamos un poco sobre la feria.  Cuando ya habíamos terminado de comer, quedaba un líquido rosa en el fondo y se me ocurrió la brillante y tonta idea de tirarselo a Alex, pero antes de pensarlo él ya lo había hecho.

—¿Qué haces? —lo miré limpiando mi pantalón.

—Lo siento, no fue mi intención. —sonrió, yo tomé mi jugo y se lo eché en la camisa manchandola de inmediato.

Ahora estábamos corriendo por todas partes tratando de ensuciar el uno al otro, jugando de nuevo, siendo niños de nuevo, riendo y siendo felices, como si lo demás no importara, como si solo existieramos él y yo, como si fuéramos hecho el uno para el otro.

¿Destino o Casualidad? Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ