Capítulo XIV

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El fin de semana había llegado rápidamente, el tiempo estaba pasando tan rápido que sentía que no iba a disfrutar mucho tiempo junto a Alex, como había dicho anteriormente, el tiempo solía pasar muy rápido cuando uno se divierte. Realmente no tenía mucho que contar, pase los dos días en mi casa, viendo televisión y chateando con Alex, cualquier cosa era interesante si él estaba presente, aunque fuera a través de una pantalla.

Había llegado el lunes nuevamente, era el día en el que tenía una una cita odontológica, iba las primeras horas a clases y luego me iba para mi cita, pero estaba vez quería que fuera diferente, quería llevarme a Alex. Realmente era una locura, porque no teníamos el permiso de sus padres y aún éramos menores de edad, pero en ese momento no estaba pensando en eso.

—Mamá. —la llamé mientras ponía mi mochila en mis hombros— ¿Podemos llevar a Alex?

—Sí, siempre y cuando sus padres lo dejen. —respondió con una amable sonrisa.

Suspiré por lo bajo sin que mi madre se diera cuenta. Los padres de Alex solían cuidarlo como si fuera un bebé recién nacido, tal vez era porque él era su hijo menor o quizá lo querían mucho y no querían que algo malo le pasara, así que llevarlo sería un gran reto, pero bueno, me encantan los retos.

Lunes 2, ya era septiembre, estaba en el colegio estudiando las únicas horas que me tocaban antes de irme, me encontraba sentada pensando en como llevar a Alex y en ese momento salió la profesora indicando que mi última hora había terminado, ahora estaba con Alex hablando sobre el tema.

—No hubo manera de que mi madre me dejara ir y no encontré una excusa. —informó Alex poniéndome triste de inmediato, realmente quería que fuera, adoraba pasar tiempo con él.

—Debe haber una manera —dije suspirando—. Alguna excusa o algo que podamos decir.

Después de un rato pensando en algo, Alex llamó a su madre para inventarle alguna excusa, cualquier cosa que le permitiera ir y fue todo un excitó, Alex le había dicho a su madre que tenía una reunión muy importante, reunión a la que no podía faltar. Su madre pareció creerle y lo dejó quedarse, ese tonto sabía mentir mejor que yo. Épico.

—Manipuladora. —susurró al darse cuenta lo que había hecho por mí.

—No, no lo soy, sólo te dejas llevar muy fácil de mí y terminas haciendo cosas que jamas habías hecho. —respondí con una sonrisa ladina.

Salimos del colegio los dos juntos, en plena clase, sin pedir permiso o sin informar, incluso los demás compañeros decían cosas o murmuraban cosas que realmente no me importaban. Poco sabía yo el problema que nos traería esa pequeña travesura. Después de que mi madre y yo nos arreglamos, salimos de mi casa y nos subimos a un auto que nos llevaría hacia mi viejo pueblo, hogar que había hecho de mi vida un infierno, pero había valido la pena, porque gracias a eso, había encontrado a Alex y ese era el mejor regalo que el mundo me había dado.



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Después de un largo rato llegamos, hacia mucho calor y era verdaderamente irritante. Primero que nada almorzamos algo, estábamos sin comer y hacía mucha hambre, mientras comíamos, dibujé las iniciales de Alex y yo en la mesa, era tonto y parecía una niña pequeña rayando la mesa, era increíble como el estar enamorado lo hacía a uno cometer tantas tonterías. 

Fui a mi cita después de comer, fue algo rápido y aun quedaban algunos minutos antes de irnos, por lo que fuimos a caminar por el pueblo, llegamos a un pequeño parque donde la divisa era hermosa, era genial, con Alex a mi lado todo se veía mas lindo, ¿Como alguien no supo apreciar lo grandioso que era? Ahora que era mi novio, no lo iba a dejar ir tan fácil, personas como él, son las que merecen estar en la vida de uno.

Luego de quedarnos un rato hablando y riendo, volvimos a casa. Mañana seria un largo día, teníamos que comprar algunas cosas de comida para una feria, cada día en el colegio se ponían mas difíciles, eran nuestros últimos años y era normal, pero no hacia daño divertirse un día que otro, además estaba con Alex y cualquier cosa causa alegría y diversión.

—Vamos. —dije señalando un puente.

Ahora nos encontrábamos arriba del puente jugando como unos niños, luego bajé y miré a Alex.

—¿Qué pasara si te tiro de aquí? —pregunté tomándolo de la cintura, para mi suerte no pesaba y lo podía cargar perfectamente.

—Me muero. —respondió sin más.

—Hay que averiguarlo. —musité para luego hacer un amague y verlo reír, era algo muy gracioso y no pude evitar reír yo también.

Éramos unos niños frente a los demás, así era nuestra personalidad cuando estábamos juntos. Creíamos que la vida era como la deseábamos, solo eran jugos, solo era diversión, solo era disfrutar el día a día junto a la persona que tanto nos gustaba, todo era perfecto ¿Qué podría pasar? Todo estaba bien y seguiría bien, quién iba a creer que me equivocaría al decir eso.



Disfruten cada segundo junto a las personas, nunca se sabe cuándo será la última vez que veamos a ese alguien especial.

Los quiero mucho mis amores.

¿Destino o Casualidad? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora