Capítulo Veintiocho: El hombre Perfecto

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En una habitación pequeña en mal estado. Se podía escuchar el chillido de la cama al ser movida fuertemente. También se lograba oír, un llanto desenfrenado y algún que otro golpe.

- S-Spain... - Susurró, casi sin aire el inglés, con el objetivo de hacer que su aún pareja se detuviera - Please... Stop it..

- Mierda, ya no tengo nada en la puta tarjeta. - Dijo enfadado sin tomarle importancia a Reino Unido.

Este último intentaba tomar la mano del español, pero estaba en un muy mal estado, que era muy complicado para el si quiera el alzar el brazo.

- Has silencio Reino Unido - Alzó la voz el español al ya no poder aguantar las quejas del mencionado.

El pobre inglés a penas tenía fuerzas para toser.

El lugar en donde se hallaban ambos, era un lugar demasiado helado. Donde las temperaturas podían llegar hasta menos de cero grados; y estar sin buena ropa para este tipo de climas, mas respirar de manera agitada el frío aire, empeoraba la condición de Reino Unido.

- España... - Dijo con dificultad - Por favor... me duele d-demasiad-... - No pudo continuar, ya que España ajustó aún más la correa que el otro llevaba en el cuello.

- Has silencio - Volvió a mencionar disfrutando del rostro de dolor que llevaba su pareja - Joder... Como me exita tenerte de esta manera.

Después de varios minutos de dolor intenso y agudo. El inglés pudo descansar un poco.

España amarró una de sus muñecas a la cama, para que evitara escapar, pero también lo cubrió bien para que no sintiera frío.
Se arrodilló a un lado de la cama, viendo a Reino Unido dormir, le dió un suave y delicado beso en la cabeza y se levantó para salir de la habitación.
Fue a una farmacia, a comprar algo de medicina. Se gastaría lo último que ya le quedaba en el bienestar de su tan adorado Reino Unido.

Después de esa parada, fue a comprar algo de ropa para el frío. Luego, algo de comida.

Al regresar, vio a su pareja llorando, por lo que se acercó rápidamente a él a ver que había pasado.

- Que ha pasado amor? - Dijo arrodillandose frente a él, pero no recibió una respuesta.

Lo desató de la cama, y lo destapó.
Sacó de las bolsas que había traído una pequeña botella de alcohol, la abrió y la rocío en las heridas de UK.
El cuerpo del afectado temblaba aún más y daba algún que otro quejido por el ardor.
Trataba de no incomodar al español, por este motivo se aguantaba las ganas de soltar algún grito o comenzar a llorar.

España, al terminar de tratar sus heridas, le dio un jarabe y unas pastillas para que el dolor en su cuerpo calmara. Lo abrigo con la ropa que había comprado y se quedó viendo los lindos ojos que tenía su pareja.

Aquellos ojos estabas rojos, por el ardor de las lágrimas de cada día y también muy descuidados por los pésimos horarios de siesta que tenía.

- Sabes que te amo mucho, Reino Unido? - Dijo el español acariciando el rostro del mencionado, quien solo respondió, sí, con un ligero movimiento de cabeza.

España le brindó un beso y nuevamente se levantó para traer la comida.

Reino Unido comenzó a soltar lágrimas al ver todo lo que España había comprado para él.

- Por qué lloras? - Preguntó limpiandole el rostro.

- I l-love you t-too... - Respondió dificultosamente mientras una débil sonrisa se asomaba en su rostro.

España también sonrió, y le dio un beso en las manos. Luego le dio de comer de manera delicada.


(...)

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