A 13 Otoños de ti

Capítulo 8- "Sobre cómo pasaste a ser mi problema"

Angeline

Nunca he sido una persona de guardar malas vibras hacia nadie en absoluto, creo firmemente que sentimientos como el odio, la venganza y la envidia, hacen tanto mal que terminan por intoxicar los corazones de quien los profesan, más que dañar a la persona a quienes son dirigidos. No obstante siempre fui partidaria de la verdad ante todo, y sería engañarme a mi misma decir que es del todo placentera la sensación que se asienta en la boca de mi estómago cada vez que estoy cerca de Monick Backery.

Muchos juzgarían y atribuirían el modo en el que la veo con mi reciente acercamiento a Nathaniel, o quizá se podría pensar que es el monstruo de los celos llamando a mi corazón por primera vez, pero la realidad de la situación es completamente ajena e independiente al hecho de que conozca un poco más de quién es el joven Clarckson, aun y cuando esto suma puntos al asunto.

La verdad detrás de cada sintóma de repulsión que provoca en mi la presencia de la señorita Backery es provocada la calidad humana y comportamiento que demuestra cada persona que a su consideración es inferior a su clase.

Durante el tiempo que llevo conociendo a Monick, si es que se puede usar la palabra concer para la relación que tengo con ella, no he hecho mas que presenciar situaciones vergonzosas provocadas por ella, desde humillar en compañía de sus amigas a otras chicas del pueblo, ser descortés y grosera con las personas a su alrededor, ofensiva y déspota con los que se encargan del negocio de la familia, he incluso malcriada, cruel y malagradecida con esos padres los cuales soy testigo trabajan de sol a sol y se limitan de placeres por hacer de la calidad de vida de su hija, algo a la altura de sus exigencias, aunque al parecer cuando tu nombre es Monick Backery nada parece ser suficiente. Ni siquiera un novio que resulta perfecto del ángulo en que lo analices, y no hablo para nada de su aspecto físico, pues durante su relación con Nathaniel, a pesar de que el es una belleza de ser humano, Monick resultaba excesivamente coqueta con los galanes del pueblo. Motivo por el cual creo recordar tuvieron muchos altercados en su noviazgo.

Conocer tan bien las actitudes de esa señorita son precisamente el motivo por el que supe en el momento que cruzó la puerta del establecimiento, que su presencia aquí no haría sino empeorar un día que ya iba resultando desastroso. Y al parecer mi rostro dejaba clara mi apreciación pues Amelia decidió salir a mi rescate cuando se acercaron al recibidor y con una mirada me indicó que ella se encargaba de atenderla.

-Buenas Tardes ¿En qué puedo ayudarlas?-les dijo Lia sabiendo de memoria como dirigirse a los clientes, después de verme tantas veces haciéndolo.

-Amelia Klindons. Así que ahora trabajas aquí. No recuerdo que papá contratara personal nuevo-responde Monick mirando a Lia del modo déspota en el que suele mirarnos a los que trabajamos aquí cuando se digna a prestarnos un gramo de su atención.

-Solo estoy ayudando a Angie pues hoy está a cargo. Pero igual me considero capaz de servir un té sin ningún problema.-internamente sonrió orgullosa de que mi amiga por no dejarse amedrentar, no sé si yo sería capaz de hacerlo tan bien.

-Bueno, si es tan sencillo para ti sírvenos seis, y algunos pastelillos para mi y para mis amigas. Pronto.-dice y se van todas riendo hacia una mesa en medio de la sala.

-¿Cómo se puede ser tan…tan, venenosa?-pregunta mi amiga en cuanto están un poco lejos.

-Deja eso Amelia, hay personas que simplemente son así. Yo me encargo de atenderlas, es mi trabajo.- dicho esto le quito la tetera que sostenía y la pongo al fuego para calentar el agua, recordando el detalle de que no mencionó de qué quería su té, y sabiendo cómo es y que es hija de los dueños, me extraña que haya sido un detalle que pasara por alto, más bien al igual que su presencia un día que sabe perfectamente que sus padres no están aquí, podría afirmar que es solo una nueva oportunidad creada para molestar.