Capítulo 1- "Sobre cómo te conocí "

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Georgetown es un pequeño pueblo de Louisiana, humilde y generalmente de personas poco ostentosas, aquí ha vivido Angeline Thompson durante toda su vida. No conoce nada fuera de los límites de lo que su padre le ha permitido y de lo que lee en sus novelas románticas.

Aún así lo acepta y disfruta de la poca libertad que le es concedida y de su trabajo en el centro del pueblo ayudando a la Señora Backerry en su pastelería, mientras su padre trabaja en el taller. Y claramente disfruta de la compañía de su amiga Amelia Klindon y del viejo Booby como lo haría su madre Margerie.

Angeline no posee nada tan ostentoso como su belleza natural, aunque ni esa cara angelical o esos preciosos ojazos café como su cabello le hacen competencia a la nobleza, dulzura e inocencia de esta joven.....

Narrador .....

Ya es lunes y Angie se despierta muy temprano para preparar el desayuno a su padre-el trabaja hasta muy tarde en el taller familiar para traer el pan a la mesa- El sonido de una puerta en el piso superior trae a Angeline de regreso de su ensoñación justo a tiempo para evita que el café burbujeante se derramara.

George Thompson aparece por las escaleras con el conjunto grasiento que se ha convertido en su atuendo diario. Deja un breve beso en la frente de Angeline y toma asiento en la pequeña mesa que está dispuesta en una esquina de la cocina, mientras que la joven se acerca al el con una pequeña bolsa marrón en la que empaquetó un poco de la cena restante del día anterior para que su padre lleve al trabajo, y la deja frente a el junto a su café.

Su padre en cambio le agradece con una ligera sonrisa que no llega a sus ojos y poco más. Así era todo desde la muerte de su madre. Año tras año, poco a poco, el padre de la muchacha tenía cada vez menos que decir y pocas de esas palabras se alejaban de órdenes para Angeline, a pesar de que esta era una joven ejemplar.

-¿Te acerco al pueblo?- articuló al fin el padre

- No, aún debo hacer algunas cosas por aquí antes de irme-dijo Angie en un susurro.

Ella había despertado tan temprano para preparar todo para la partida de su padre que no había tenido tiempo de arreglarse. Además aun contaba con dos horas antes de ir a la pastelería del pueblo, y en días como estén en los que no estaba apurada, apreciaba caminar

-Está bien- refunfuñó el señor-solo no regreses tarde, están aquí los representantes del gobierno y toda esa comisión del ejército, y el pueblo está lleno de hombres.

Dicho esto se puso de pie y salió de la cocina. Angeline imitó su acción y se dirigió a las escaleras, mientras subía escuchó el sonido del viejo auto de su padre mientras se alejaba por el camino.

Luego de un baño se observó en el espejo que estaba en una esquina de su habitación mientras cepillaba su larga cabellera y observaba su cómodo y sencillo vestido. Angie no poseía muchos hermosos o costosos vestidos, de hecho a penas y contaba con un par de ellos que había obtenido por sus cumpleaños y que esperaban guardados una ocasión para ser lucidos, ya que no los usaría simplemente para ir a "Le pastelier" que era el lugar más lejano y divertido al que solía ir.

Se calzó unos zapatos y dio una ultima mirada a su reflejo en el espejo antes de bajar para dirigirse al pueblo por el camino de tierra que unía su casa a las que llevaban a las calles del centro donde se encontraba su pequeño empleo.

A medida que se acercaba a la ciudad el flujo de personas iba en ascenso. El pueblo se encontraba algo revuelto, como suele estarlo cada año ante la visita de los representantes del ejercito de los Estados Unidos de América para enlistar voluntarios a sus filas.

Vio uno que otro grupo de jóvenes correteando en los alrededores de la alcaldía, la estación policial y el ayuntamiento, dispuestos a servir a su país en una guerra absurda en opinión de Angeline. Sorteo las filas de chicos y se dirigió por la calle 24 rumbo a la pastelería.

A 13 Otoños de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora