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★ Choi Soobin

—¿Te sientes bien? ¿Necesitas que te ayude con algo

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—¿Te sientes bien? ¿Necesitas que te ayude con algo..? Soobin, hazme caso.

—Beomgyu, estoy bien, enserio.. ve a tu salón, es un poco tarde para que estes fuera— Habló el más alto mientras caminaba por los pasillos de la escuela y evitaba ver al pelinegro, se sentía realmente avergonzado debido a que se dio cuenta que Beomgyu había escuchado aquella conversación con Yeonjun.

—Pero Soobin... No quiero dejarte solo.

—Ya te dije que estoy bien, descuida.

El pelinegro algo desconfiado aceptó sin insistir más y regresó a su salón, aún así no quiso quedarse de brazos cruzados y durante las clases pensó en algo para que Soobin se pusiera contento, no le gustaba ver desanimado a su amigo, sabía que la razón fue aquello que dijo Yeonjun y a decir verdad, a Beomgyu le parecía que el peliazul se había comportado muy inmaduro y grosero por expresarse así de alguien que Soobin apreciaba.

Las clases transcurrieron con normalidad y al salir de la escuela, Beomgyu pensó en llevar a Soobin a comer helado, bromear sobre aquel helado que el mayor odiaba, menta con chocolate, no lo soportaba y siempre hacía gestos cuando lo veía en las heladerías, era tierno cuando se quejaba por la existencia del helado. A beomgyu le encantaba ver a Soobin sonreír, aquella sonrisa que le subía el animo con aparecer tan solo unos pocos segundos, pensar en eso lo hacía emocionarse por lo que se apresuró a llamarle al mayor para llevar a cabo su plan. El problema vino cuando Soobin no contestó las llamadas y tampoco se le veía por la escuela, el pelinegro se preocupó por esto, pero pensó positivo, tal vez Soobin no se sentía bien, o se había quedado dormido en casa, aunque si le parecía extraño, soobin era muy precavido con eso, siempre mantenía su celular prendido y nunca dejaba que la pila se le acabara. Beomgyu optó por pensar que a Soobin por primera vez en la vida se había acabado la pila de su celular y trató de no preocuparse más, soobin estaría bien, ¿no?

Beomgyu prefirió adelantarse e irse rápido a casa, mientras caminaba pensaba en otras opciones para convivir más con Soobin y ponerlo feliz, pero se clavó tanto en sus pensamientos que por accidente chocó con una señora en la calle, para su mala suerte, llevaba su celular en la mano por lo que este salió volando y fue aplastado por un auto, el pelinegro se dió cuenta pero no le importó tanto, primero se disculpó con la señora, estaba realmente avergonzado por haber hecho que aquella señora cayera.

—Lo siento.. señora, ¿Está bien?— Rápidamente ayudó a la señora a levantarse y le hizo las reverencias posibles para ser perdonado.

—No te preocupes, estoy bien.— Habló la mujer levantándose y sacudiendo con cuidado su ropa, estaba a punto de reclamarle a beomgyu por distraído, pero no pudo hacerlo, el pelinegro se veía muy amable para ser regañado, lo miró de reojo unos segundos y después se marchó.

Beomgyu se sentía tan culpable y se maldijo mentalmente, ¿y si la señora se lastimaba? No podría con la culpa de haber lastimado a una pobre señora que iba pasando por la calle, tendría que tener más cuidado la próxima vez, aún sintiéndose mal por aquella señora, se apresuró a recoger su celular e hizo un gesto de sorpresa al ver como había quedado.

—Oh.. está destrozado.— murmuró mientras revisaba el celular, toda la pantalla estaba rota y no prendía, sentía que todo se había arruinado, seguro sus padres lo regañarían por dejar el celular así, se lo habían comprado apenas y no podía creerlo, aunque en realidad lo que más le preocupaba era que Soobin le llamara o le mandara mensaje y el no pudiera verlo. —¿Que hago?— mordió su labio nervioso, tampoco podía decirle a sus padres del accidente pero si no les decía tendría que quedarse sin celular por días hasta conseguir dinero para arreglarlo. En realidad prefería quedarse sin celular unos días que los regaños de sus padres.

El pelinegro no tardó mucho en llegar a casa, escondió su celular perfectamente y al entrar notó que mamá cocinaba, como casi siempre pasaba cuando el llegaba de la escuela, la saludó sin muchos ánimos y subió a su habitación pensando en todo, tendría que hacer algunos trabajos en secreto de sus padres para conseguir ese dinero y poder reparar su celular, aún así en lo que más pensó fue en cómo se sentiría soobin, le preocupaba de cierta manera, sentía que algo andaba mal y no podía quedarse solo pensando en eso. Volvió a bajar con su mamá y se quedó parado para observar su casa.

—Mamá, ¿Que pasa si Soobin no contesta las llamadas?

—El está bien, tal vez solo está ocupado, no todos usan el celular todo el tiempo como tú, déjalo respirar.

Beomgyu frunció el ceño ofendido por lo que mamá había dicho, el no usaba el celular todo el tiempo, según su punto de vista, pensaba que mamá se había quedado en aquellas épocas de los 80's donde usaban ese celular pequeño para solo llamadas y el resto del día se la pasaban jugando juego de mesa.

—Pff.. perdón señora—

—¿A quien le llamas señora?—

—A la señora de las noticias, ella— señaló la televisión mientras reía suave por la mirada de mamá, le gustaba bromear así con ella, pero le había dado miedo llamar señora a mamá, Beomgyu recuerda que la última vez que la llamó señora fue castigado por unas semanas, no volvería a pasar por el mismo error aunque fuera divertido.

—Más te vale.— habló mamá mientras lavaba sus manos en el fregadero y prestaba atención a la ventana.

El pelinegro se sentó en la barra de la cocina mientras comía uvas y veía las noticias, suponía que era la única manera de distraerse por ahora ya que no quería pensar mucho en lo de Soobin. Le pareció curioso como la reportera de las noticias hablaba sobre cómo recientemente habían encontrado el cadaver del hijo de un empresario famoso.

—¿Por qué la gente se suicida? La vida es bonita... como Soobin— Susurró sonrojado mientras seguía comiendo y balanceaba sus pies, el hecho de pensar en el mayor lo hacía sonrojarse, ¿como un ser humano podría ser así de lindo? No lo sabía pero le parecía increíble poder ser amigo de alguien como Soobin. Se quedó por unos momentos así, hasta que escuchó por parte de la reportera un nombre tan familiar.

—Choi Soobin.

happiness ﹒₊‧  soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora