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Lunes 2 de febrero.

En el momento en el que abrí los ojos sentí una punzada en la cabeza dándome señales de inicio de un dolor de cabeza que se convertiría en una migraña espantosa. Tapé con la mano mis ojos que aún se encontraban somnolientos y suspiré. Tenía una sensación extraña sobre ese día, de que algo pasaría y no me sentía cómoda con ese pensamiento; considere hablar al hospital para reportarme indispuesta para ir a trabajar hoy y así quedarme en cama junto con Namjoon.

Al pensar en su nombre quité la mano de mis ojos y dirigí la mirada hacia la derecha donde él estaba profundamente dormido, con su cabello alborotado sobre la almohada y algunos mechones que caían por sus ojos. Recordé que la noche anterior comentó que iría a casa de Yoongi a recogerlo para llevarlo al trabajo.

Después de pensarlo por varios minutos, decidí pararme de la cama y dirigirme al baño para alistarme. Hacía bastante frío aquella mañana en Los Ángeles, lo cual era un poco fuera de lo común.

Volví a sentir esa presión en el corazón como si mi mente estuviera advirtiéndome de algo, que regresara a la cama y me acurrucara con Joonie hasta que él se tuviera que ir. Me quedé parada en medio de la habitación por unos momentos tratando de decidir qué hacer, luego recordé los pendientes que tenía el día de hoy y mejor decidí apurarme si no quería llegar tarde a trabajar y meterme en problemas.

Después de 15 minutos en la regadera y de terminar mi rutina diaria de aseo para ir a trabajar, estaba lista con el uniforme que solía usar todos los días y una camiseta de Led Zeppelin debajo. Salí del baño y me di cuenta de que Namjoon seguía en la misma posición. Dudé un poco en despertarlo o no, ya que eran las 9:04 a.m. y tenía que alistarse para irse a trabajar.

Me acerqué a la cama sin hacer ruidos y me senté cuidadosamente en ella quedando en contacto con su ancha espalda.

―Namjoon ―susurré su nombre con delicadeza, él solo soltó un sonido bastante chistoso y reí ―. Cariño ―volví a llamarlo, pero ahora con mi mano izquierda sobre su bien trabajado bíceps. Otro ruido extraño salió de su garganta y no pude evitar volver a reír.

―Vamos arriba ―pedí ―. Ayer me dijiste que irías temprano al trabajo y son las nueve de la mañana ―observé como su pecho se infló por el suspiro que dio, poco a poco fue abriendo los ojos dejándome ver la silueta de sus ojos que tanto me gustaba.

―Buenos días ―pronunció con la voz aún ronca. Sonreí ante tanta ternura que emanaba en las mañanas ―. ¿Sabes una cosa? ―preguntó tratando de abrir bien sus ojos, levanté las cejas para que me dijera que pensaba ―, amo sentir lo frío del metal cuando pones tu mano sobre mí ―refiriéndose al anillo que estaba en el dedo anular de mi mano izquierda. Colocó su mano sobre la mía y comenzó a juguetear con el objeto circular.

―Yo amo sentir el anillo en mi dedo ―confesé mirando sus hermosos ojos rasgados. Parecíamos dos adolescentes ―. Anda, ya levántate. Tienes que pasar por Yoongi ―me levanté de la cama y caminé al armario que compartíamos en aquella habitación. Busqué con la mirada mis típicos tenis negros.

―Puede tomar un Uber para llegar ―lo escuché decir del otro lado de la pared y como caminaba hacia donde estaba sentada para calzarme los tenis. Él se recargó en el marco de la puerta y cruzó los brazos sobre su fornido pecho.

―Es tu amigo y tu compañero de trabajo. Además, él siempre pasa por ti porque odias manejar ―delaté y rodó los ojos negando con la cabeza.

―Siempre tienes argumentos para obligarme hacer cosas ― abucheó extendiéndome una mano para ayudarme a parar. Agradecida la tomé y me puse de pie, elevando la mirada para poder mirarlo debido a la gran diferencia de estatura que tenemos.

Ghost of You || Kim NamjoonWhere stories live. Discover now