18 - Mesías contemporáneo

59 9 4
                                    

Tras haber pasado casi toda la noche ayudando a Youssef con la limpieza del restaurante, y es que Elidroide conocía bastante bien la estrategia para atraer a los roedores, pero no para alejarlos, los chicos hecharon una cabezada en el salón principal antes de salir, como decía la extraterrestre, a conocer algo más sobre los humanos.

—Te vas a dar con nosotros Eli, tía. Que somos jóvenes, ¡pero no estamos hechos de caucho! —se quejó Yassine.

—Lo siento, el silbato de cuatro punta que saqué es un utensilio de mi mundo que llama al animal más cercano que se encuentre en esos momentos y dependiendo de la necesidad que tengamos. En aquel caso, la cocina debía de ser limpiada así que... vinieron esos bichitos todo lindos a hacerlo por nosotros. ¡Ah! No os preocupéis por el cansancio, tengo la solución. Tomad.

Elidroide sacó de su bolsillo una especie de bebida rosa fosforita efervescente.

—Solo un trago de esto, y no necesitaréis dormir en tres días.

Rebeca volvió a lanzar su ya típica mirada de "qué invento es este" que a Elidroide le hacía mucha gracia. Después de haber escuchado lo del silbato que llamaba a las ratas, ya nada le extrañaría.

—Se trata de un "Catapum Chimpum", que proporciona a quien la bebe el equivalente de una semana de energía para los de mi especie. Si tengo en cuenta las necesidades inconscientes de un humano, lo que llamáis "dormir", para vosotros equivaldría a la actividad necesaria de dos o tres días.

—No sé si asustarme o asombrarme con las cosas que nos traes, Eli. Tu planeta parece alucinante, me gustaría descubrir mucho más sobre él.

—Yo no tendría ningún problema si decides venir, Rebeca. Me llevo muy bien contigo, y me encantaría enseñarte mucho más sobre mi cultura. Lo mismo te digo a ti, Yassine.

—Creo que yo soy más de tener los pies en la tierra —respondió el joven, ruborizado por la propuesta.

—En todo caso, sois los dos bienvenidos.

Tras tomar la extraña bebida, Rebeca, Yassine y Elidroide se sintieron llenos de vitalidad. No había sensación extraña, tan solo se habían despertado de manera inmediata, sin cansancio ni pereza.

Rebeca aprobó con una gran sonrisa el "catapum chimpum", extrañada de no haber tenido que soportar ningún efecto secundario.

—Sin embargo, —siguió indicando Elidroide—, no hay que abusar de esta bebida. Se trata de una bebida energética muy fuerte. Un solo trago es suficiente para mantenerse activo durante un buen momento. Sirve mucho en caso de viaje de exploración como el que estamos haciendo. Pero todo lo que sea tomarlo en exceso, puede provocar taquicardia y ser mortal.

—Gracias por la información —dijo Rebeca, con el trago travesado tras la explicación de Elidroide—. ¿Tú eres de las que primero actúa y luego pregunta no?

—Claro, no hay que perder el tiempo.

En el fondo de la calle,decenas de personas aparecieron tras la esquina y se aproximaron en grupo hacialos chicos. Se trataba de una manifestación. Enel lado opuesto de la calle, parecía que ocurría lo mismo con otrosmanifestantes opuestos a los primeros. Elidroide miró a los dos bandos,preguntándose qué ocurría y porqué aquellas personas gritaban y se reprochabancosas.

Ellos se encontraban justo en el cruce de los dos grupos manifestantes y no tenían escapatoria, se verían involucrados en las manifestaciones. De repente, los que se situaban a la derecha lanzaron un montón de palomas blancas, lo que Elidroide consideró como una ofensiva.

ConfinaTownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora