Si cortara la garganta de todos aquellos que no merecen el don de la palabra,
mi navaja se quedaría sin filo por tanto desgarrar.
Con sus cuerdas vocales construiría un violín,
Con la sangre que brota de su cuello les serviría un vaso de vino.
Les haría deleitarse con mi destreza musical:
Mientras rasgue con el arco lo que les he robado,
Ellos sentirían en esa melodía violenta el dolor y la agonía,
Por fin lo comprenderían.
Escucharían su hermosa voz perdida de la boca de un monstruo,
Uno que se ríe de la maldad de otros seres abominables.
Con sus oídos oirán un armonioso cántico:
Al ser tú el chiste,
La risa se transforma en sufrimiento,
La felicidad en lágrimas,
Y en tu mente resonara el eco de aquello que menos deseas escuchar.
