OBSERVANDO

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Lilith pronto se retiró al lado de su amadísimo esposo, el mismo observaba con interés a su sensual esposa, era increíble como esa mujer aun lo hacía desearla.

-Es el indicado, está completamente enamorado de Charlotte, dice cosas de ella sin darse cuenta que la idolatra, asi como tu conmigo por lo que veo. –

Lucifer sonrió de manera lasciva, si había algo a pesar de los milenios es que siempre tenía energía para aquella seductora.

-Ven aquí cariño procurare no morderte muy duro-

La reina sabía que ese día la noche se le haría larga y placentera, por otra parte, Alastor se encontraba ingresando al baño, ya no tenía ninguna clase de vergüenza, pudor o respeto, la joven se sorprendió al verlo.

-Querido ¿Qué haces en el baño?, ¿también quieres darte un baño conmigo? -

Alastor asintió en silencio la joven hizo espacio en la bañera para que el ingresara, el pelirrojo ante esa acción comenzó a desvestirse prontamente, haciendo a Charlie sostener la respiración, aquel demonio frente a ella la hacía desearlo como no tenía una idea, pronto ingreso en la bañera de espaldas a ella, recostando su cabeza sobre los senos blancos de la joven.

-Ah ya veo quieres que te mime-

Dijo mientras tomaba algo de champú y comenzaba a masajear al cabeza del pelirrojo, amando a sensación de aquel cabello suave y sedoso entre sus dedos.

-Oh por mi padre que cabello más suave-

Pronto sus manos divagaron por las orejitas de ciervo del pelirrojo haciéndolo suspirar, ya que era una de las zonas más sensibles del demonio mitad ciervo.

-Oh ya veo de donde se enciende la radio-

Ambos rieron ante lo dicho por Charlie, Alastor se volteo y recostó su barbilla en medio del nacimiento de los senos de la rubia.

-Sabes, ya encontré el anillo-

Dijo mostrándole la cajita, pronto Charlotte abrió la misma topándose con aquel hermoso anillo.

-Oh al querido esta hermoso-

El mismo tomo el anillo y lo coloco en el dedo anular de la mano izquierda, haciendo que el corazón de la rubia se acelerara aún más.

-Te equivocas querida ahora si se ve hermoso, tú le brindas parte de tu luz propia querida-

La misma no pudo evitarlo y lo abrazo con fuerza, enterrando el rostro de Alastor por completo en medio de sus senos, por obvias razones el mismo nisiquiera hizo por donde pelear se sentía agusto allí y aunque lo soltó el mismo seguía en la misma zona.

-Amo tus senos querida son hermosamente suaves, es como tener mi propia almohada con tu aroma-

Charlotte arqueo una de sus cejas, pero lo dejo pasar, luego se enjuagaron y salieron de la bañera, el pelirrojo se dedicó a limpiar las heridas y vendarlas, pronto ambos se quedaron viéndose en silencio, adorando el cuerpo desnudo de su contrario.

-Querida sé que no es propio del momento y que posiblemente no quieras...-

El demonio mitad ciervo no pudo ni siquiera completar aquello que quería decir, cuando los labios de Charlotte se encontraban devorando en un beso los suyos, prontamente las manos de Alastor recorrieron la espalda femenina, tocando justamente el hueso que Lucifer abría tocado con anterioridad logrando ver aquellas hermosas alas antes de quedar tendido contra el colchón.

-Vaya que mujer tan gloriosa-

Secretamente a Alastor lo enloquecía la idea de tener a una mujer con poder, seguridad y fuerza, le atraía demasiado, tanto que imaginar a Charlotte asi lo hacía excitarse, pero ahora tenerla sobre él con todo lo que ese poder representaba lo hacía desear el momento de unir su cuerpo con el de la fémina.

-Asi que te gusta ser domado ¿no cervatillo? –

Alastor la miró con adoración, aquella demonio tan poderosa sobre él, con sus hermosas alas extendidas y sus hermosos cuernos sobresaliendo en su cabeza, pero algo en el corazón de Charlotte se contrajo, pronto Charlotte volvió a la normalidad quitándose de encima de su futuro esposo, Alastor notó el decaimiento del semblante de su mujer.

-Lo siento tanto querido, pero no puedo, siento que no le he dado el luto correspondiente a nuestro hijo y créeme que no es por ti es simplemente que siento mal en disfrutar sabiendo que él no volverá. –

Alastor suspiró, Charlotte temía que su amado se enfadara ante su negativa, pero pronto sintió como la rodeaban con sus brazos.

-Tranquila, comprendo, tampoco quiero forzarte a hacer algo para lo que aún no estas lista mi sucubo, nuestro hijo no tuvo oportunidad gracias al imbécil que está suplantando a tu padre, no te preocupes nos encargaremos de que el pague, además no tengo protección querida y no puedo arriesgarte ahora con otro bebé-

Charlotte comprendió que su querido demonio mitad ciervo solo quería hacerla sentir mejor y menos culpable ante su negativa, sin duda ella se sentía afortunada.

- ¿Qué dices sin mejor descansamos un poco? -

La dama se volteo para ver a su amado a los ojos, para luego asentir con suavidad, pronto ambos se acomodaron para dormir, pronto el nuevo día llegó, para cuando Charlotte se despertó Alastor ya no se encontraba en la habitación, se dio un baño y se vistió lo más rápido que pudo, buscándolo por toda la casa de Rossie, la misma se topó con la dueña de esa residencia.

- ¿Dónde está Alastor? –

La dama intentó de calmar a Charlotte, por obvias razones Charlotte se encontraba nerviosa, temía que le hubiere sucedido algo, o peor aún que la abandonara por negarse a tener sexo con él, que se fuera a buscar a otra hembra para complacerse, pero sus dudas se disiparon cuando llegó Husk.

-Mi señora, Alastor me ha enviado para llevarla con él a su humilde morada, el rey y la reina también la esperan. -

Dijo el demonio gatuno, la joven asintió para luego despedirse de Rossie, por esa tarde Alastor no la acompañaría tenía unas cuantas cosas que debía atender, había descuidado un poco sus obligaciones y sus tratos, por lo que fue recibida por sus padres únicamente, la misma se sentía completamente cansada, luego de tomar un receso, su padre insistió con la continuación de su entrenamiento, había sido un poco más ágil y rápida, comenzaba a controlar poco a poco sus poderes, a la noche después de la cena, Charlotte tomo otro baño y comenzó a cepillar su cabello, pronto notó que pasaba más de las 11, comenzaba a terminar de trenzarse el cabello, pronto la puerta sonó, Charlotte abrió sin importar nada y abrazo a quien esperaba fuera de la habitación.

-Mi señora, Alastor me envía para decirle que no vendrá a dormir el día de hoy. –

El corazón a Charlotte le dio un vuelco ¿acaso la estaba evitando? Esa noche Charlotte no pudo dormir ni un poco, pensando que su "amado ciervo" podría estar engañándola con alguien más, no podía dejar de sentirse miserable, pronto, escucho la puerta abrirse, el pelirrojo tan pronto ingreso en la habitación se tendió boca abajo sobre la cama, levanto la vista solo para encontrarse a Charlotte mirándole con extrañeza.

- ¿Dónde estabas? -

Alastor no tenía ganas de pelear, es más ni energía para habar poseía.

-Trabajando ¿Qué más? Estos días he acumulado muchos pendientes querida-

La misma se acercó olfateando Alastor, lo tomo de las solapas de aquel traje rojo y comenzó a oler su cuello, encontrándose únicamente con el perfume que el usaba.

-Hueles tan bien-

Dijo rápidamente el abriendo el abrigo y deslizándolo por los hombros masculinos, pronto quito el moño y abrió los primeros 3 botones de la camisa dejando parte del cuello y el pecho descubierto.

-Creo que deseo dejarte en claro quién es tu única dueña, además de alejar a las indeseables-

La dama mostró sus colmillos clavándolos en el cuello masculino, haciendo suspirar a Alastor ya que el sentía placer en el dolor, una marca pronto se creó en el cuello de Alastor una manzana color rosa.

-Ahora si puedo dormir tranquila eres completamente mío. -

Alastor río mientras sentía un ardor incesante recorrer aquella marca.

- ¿Para eso no era necesario marcarme querida? -

EL DILEMA DE LA SUCUBOWhere stories live. Discover now