『3』

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𝙰𝚐𝚘𝚜𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝟸𝟶𝟶𝟹

Nunca antes había pensado que el destino podía ser tan cruel

Takemichi era fan del mes de agosto y claro que había una muy buena razón para esto, este mes estaba lleno de fiestas y felicidad por el cumpleaños de tres de los hermanos Sano y es que cada año desde aquel invierno de 1997 Hanagaki se dedicaba a celebrar a lo grande junto a cada uno de ellos, empezando el primero de agosto con el cumpleaños de Shinichiro y claro que debía lucirse con el cumpleaños de su novio.

Takemichi y Shinichiro ya llevaban cinco años de relación, cinco años en los que ambos habían pasado por todo tipo de situaciones juntos, el de cabellos rizados y ahora negros —ya que había decidido dejar de gastar dinero en tintes — no podía decir que todo siempre había sido miel sobre hojuelas pero si podía decir que cada minuto a lado de Shinichiro Sano había valido la pena, cada cumpleaños, cada salida, cada viaje juntos que habían hecho por la carretera en la moto de Shinichiro, incluso cada discusión que habían tenido porque el azabache dejaba el departamento que compartían con olor a cigarrillo o cuando pelaban porque Hanagaki hacía comida de más que terminaba echándose a perder, cada momento era atesorado en sus corazones de manera casi religiosa.

Y es que era innegable que cualquiera que los conociera inmediatamente podía decir con seguridad que un amor como el de ellos no lo encuentras a la vuelta de la esquina, el nivel de confianza y devoción que ese par demostraba hacía que de solo verlos tomados de la mano quisieras enamorarte, y es que la manera en la que las orbes grises de Shinichiro veían con amor a Takemichi, como lo sostenía entre sus brazos, y como la sonrisa resplandeciente de Hanagaki solo se veía en su máximo esplendor cuando iba dirigida al azabache, habían encontrado a su alma gemela.

Aquella con la que querían pasar el resto de sus vidas.



Era primero de agosto y todos los hermanos Sano junto a Takemichi y los amigos de Mikey habían planeado una fiesta sorpresa para el mayor de los hermanos, Mikey se encargó de distraer a Shinichiro durante el día junto a su pandilla, Emma se había dedicado a adornar el departamento en el que su hermano y su pareja vivían mientras Takemichi e Izana fueron los responsables de la comida, hace cuatro años que Izana se había mudado de manera permanente a Japón y se había convertido en el compañero de cocina de Hanagaki.

Los zafiros buscaban en el pastel cualquier detalle que debiese corregir mientras el de ojos violetas terminaba de preparar todos los bocadillos que darían en la fiesta y Emma los pasaba a la mesa del comedor una vez estaban terminados.

Takemichi apreciaba los pequeños momentos como estos, desde que conoció a Shinichiro los Sano se habían dedicado a hacerlo sentir amado y recibido en su familia incluso más después de que su madre lo corrió de casa al descubrir que era gay, así que cuando estaban juntos como ahora no podía evitar sentirse pleno y lleno de una felicidad indescriptible.

Deseaba poder pasar el resto de sus días de esta manera, junto a las personas que más amaba.

Una vez terminaron de acomodarlo todo llegó el abuelo de los Sano junto algunos amigos de Shinichiro y Takemichi— la mayoría ex miembros de los Black Dragons — al igual que algunos amigos de Izana, como Kakucho, Inui junto a Kokonoi,  y los hermanos Haitani, todo estaba listo y solo faltaba lo más importante, el festejado.

Emma le mandó un mensaje a Mikey indicándole que ya podían traer a Shinichiro al apartamento, Manjiro hasta ese momento había estado entreteniendo a su hermano mayor mostrándole los uniformes de su nueva pandilla y obligándolo a llevarlo por dorayakis, y claro que sus amigos habían sido complices del plan "distrae a Shin-nii" — aunque tampoco se podían negar con la sonrisa que les dio Takemichi cuando se los pidió — una vez recibieron el mensaje de Emma todos encaminaron al azabache hacía aquel apartamento lleno de globos.

𝙸 𝚌𝚊𝚗'𝚝 𝚒𝚖𝚊𝚐𝚒𝚗𝚎 𝚊 𝚠𝚘𝚛𝚕𝚍 𝚠𝚒𝚝𝚑 𝚢𝚘𝚞 𝚐𝚘𝚗𝚎Where stories live. Discover now