IV

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¿Entonces sus padres eran amigos de una pareja de exorcistas?

Eso podía ser, al parecer.

¿Sus padres lo sabían?

Jiang Cheng podría pensar un rotundo no. Pero por alguna razón no lo hizo. Sentía que había más pistas escondidas ahí. Y sean cuáles sean, la persona frente a él podría saber varias de estas.

Wei Changze, Cangse Sanren, Wei Wuxian... Esos nombres rondaban en su cabeza y él intentaba buscar una conexión más profunda que la que sabía.

Era raro que sus padres no les hayan presentado a él o a su hermana esos viejos amigos suyos. Siempre lo hacían. Como cuando presentaron a la familia Jin, y el hijo del matrimonio terminó siendo comprometido con su hermana. El punto era que sus padres procuraban que ellos conocieran las relaciones amistosas que tenían. Algunas amistades comerciales y otras amistades más cercanas. Ninguna quedaba afuera.

Otra cosa importante era que ese matrimonio tenía un hijo de su edad.

Sus padres a menudo se preocupaban por su falta de amigos (que él negaba, por supuesto) y lo instaban a conocer gente nueva y poder relacionarse.

Entonces, ¿por qué no lo conoció antes?

Debían existir respuestas a sus preguntas y no sabía si serían para bien o mal, pero de todos modos deseaba saberlas.

Un pitido proveniente de la máquina que había lavado y secado las prendas del Lan rompió sus pensamientos.

Lan XiChen suspiró aliviado al escucharlo y ver cómo el joven Jiang se levantaba de su lugar y se dirigía al lugar.

No sería fácil salir de esa situación. Parecía que solo sería poco el tiempo que tendría antes de que Jiang Wanyin le pida más respuestas. Claro, él no estaba en la obligación de responderlas (e incluso había omitido algunas cosas y mentido en otras), pero todavía sentía la presión que lograba ejercer el menor y su porte firme. Por alguna razón no podía negarse.

"Una pequeña Jiang Yanli de al menos 10 años admiraba el collar que le habían entregado sus padres

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"Una pequeña Jiang Yanli de al menos 10 años admiraba el collar que le habían entregado sus padres. Lo tenía desde hace más de dos años.

Recordaba haberlo recibido debido a que en algunas ocasiones veía personas aterradoras. Estaban cubiertas de sangre debido a terribles heridas o tenían la piel de un tono que no indicaba salud en general y una mirada agónica. Claro, había más características, pero ella no quería recordarlas.

Cada vez que las veía no podía evitar el temblor en su cuerpo y las lágrimas que querían escaparse de sus ojos por causa del miedo.

Aunque todo eso cambió cuando les contó a sus padres lo que veía.

Al principio temía que ellos no le creyeran y lo trataran como su imaginación infantil, tal vez producto de un trauma por una película de terror que podía aparecer en cualquier canal de la televisión cuando ellos no la supervisaban.

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