CAPÍTULO 2

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El pequeño chico de piel bronceada le dio un gran abrazo a su mentor desde hacía casi tres años.

— Cuídate, Lou —habló el hombre, con esa voz de vejez y sabiduría—, y no hagas tonterías; no estás en nuestro territorio.

El chico asintió, no era algo que no le hubieran dicho una y otra vez antes de irse a cada una de sus misiones, pero aun así le gustaba que se lo recordaran, sentía que así alguien se preocupaba por él, aunque fuera solo un poco.

Tenía el teléfono en su mano y los auriculares guardados en el bolsillo derecho de su pantalón, ya que si el viaje iba como él había predicho: ese tal Harry Styles no iba a darle mucha conversación.

El Alpha por otra parte, ya había entrado en el coche de cristales blindados que los llevaría a ambos hacia el avión, mirando al chico desde el asiento y preguntándose una y otra vez lo mismo: ¿Qué mierdas había sido ese hormigueo?

Ninguno de los dos dejaba de darle vueltas a ello, era algo que no habían sentido nunca antes, una sensación tan intensa y cálida que despertó en ambos un sentimiento de nostalgia que no esperaban tener.

— Haz caso de todo lo que diga Harry, e intenta no molestar mucho.

Cogió sus maletas con ambas manos mientras seguía asintiendo y los demás le despedían. Simplemente esperaba volver para demostrar una vez más a esa pequeña familia que no era el omega débil y solitario que conocieron hacía unos años.

Louis era una persona completamente diferente a cuando entró en el negocio o a cuando conoció al señor Cowell, que de la noche a la mañana le obligó a vivir una vida que él nunca quiso.

Varias veces durante esos dos años Liek Cowell había querido dar con el paradero de Louis, y a pesar de no haber dado nunca con él, estaba seguro de que si alguna vez lo encontraba, no saldría vivo para poder contarlo.

Y aun así, él era inocente.

Muy pocas veces desde que entró allí, había salido de viaje sin gente del equipo que le respaldara, pero Harry lo prefirió así en la reunión: "no tendrá un sitio más seguro que en mi territorio".

Y Louis esperaba que de verdad así fuera, que ese hombre no se equivocara.

Las maletas se arrastraban por el suelo de la finca, llegando justo a la parte trasera del coche, no sería un viaje muy largo, y menos si iban en avión, pero la introversión de Louis cada día le superaba más y más, para esas alturas, el solo pensar que podría estar casi tres horas en un mismo avión con un hombre que no hablaría, le generaba ansiedad.

Respiró hondo.

Por lo menos tenía su música.

Se subió bien los pantalones tejanos que tenía puestos, justo cuando hacía apenas unas horas el chico iba a subir a hacer las maletas, Harry se lo dejó muy claro:

— Dúchate y quítate esa peste a mugre.

Por lo menos Louis ahora sabía que al Alpha no le gustaba mucho el olor del mar, pero era una pena; no todo el mundo en ese planeta podía tener buen gusto.

Apenas pasaba calor gracias a la camiseta de tirantes blanca que llevaba puesta, era su favorita, y se la llevaba siempre a todos sus viajes, era como su amuleto de la suerte, porque fue la primera camiseta que El Rojo le regaló cuando el joven omega empezó a vivir allí.

Tras cerrar el compartimento donde sus maletas descansarían unos quince minutos, entró en el coche, no sin antes darle un último vistazo a su gente, a la casa, y al mar.

Deseaba con todas sus fuerzas volver cuanto antes.

Hasta que el Alpha a su lado no dio la orden, el coche no empezó a desfilar por la carretera, y tal vez era por el sol del verano, por el negocio que se acababa de cerrar, o por el cosquilleo que aun sentían en esas partes específicas de sus cuerpos, pero ese viaje de negocios no pintaba como los otros.

OCEAN [LARRY STYLINSON]Where stories live. Discover now