Capítulo 13: "Te quiero, cariño"

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Sube al auto mientras las pesadas lágrimas resbalan por sus mejillas.

Está fastidiado, agotado y molesto.

Al otro lado de la calle mira a Louis quien voltea por todos lados gritando su apellido, nota como moja su costoso traje bajo la lluvia, el sol había desaparecido por completo siendo remplazado por la inclemencia del verano.

Lo espía entre los cristales como el mayor se escurre entre la gente buscándolo, pero se niega a correr a él, como desea.

Ambos lo desean.

Después de unos minutos, nota como frota con frustración su rostro e ingresa al palacio, es entonces cuando enciende el auto y regresa a los hangares de Londres.

Algunos capos lo saludan con respeto, el mueve su cabeza sonriendo.

Va al comedor para tomar una manzana y dos bananas.

Sube al tercer piso, justo donde está su oficina, al cerrar muerde la manzana mientras mira a los aviones cruzar por su ventana, vigila el que está siendo cargado para salir mañana por la mañana.

Toma su silla para sentarse frente a la ventana y seguir observando, mete su mano en el pantalón del uniforme sacando la nota que era acompañada por el dinero.

"Nos vemos luego, cariño".

-L.T.

—Cariño –musita con manzana en la boca mientras mira la nota en su palma.

¿Cariño?

Tenía que admitir su lugar.

Él nunca sería amado.

Jamás estará destinado a ser correspondido.

Nunca.

El admitió ser maricón, pero nada más él.

Pocos maricones se permiten amar, claramente Louis no es uno de ellos.

Capaz... Harry es su experimento.

Harry puede afirmar que excitó a Louis, Louis puede afirmar que disfrutó del ojo verde y obviamente Harry puede confesar que amó en todo momento a Louis.

Lo ama.

No lo ama por ese viernes en la noche, no lo ama desde hace unos meses o desde que se han reencontrado, lo ama desde hace años pero jamás se había permitido admitirlo.

Ese reencuentro lo puede catalogar como una de la más bendita de las dichas que pudo suceder a su mezquina vida.

Cierra los ojos, recordando esos amargos momentos de guerra.

Esa guerrilla en Irlanda.

Sus pies llenos de fango y cansados.

Por fin había llegado la hora de dormir, después de recorrer varios kilómetros en busca de los invasores que amenazaban la isla, lograron convencer a su teniente para descansar.

El duro Teniente Tomlinson rinde a las súplicas de sus soldados. Los nota apagados y sin fuerza alguna para seguir. En sus entrañas se burla llamándolos debiluchos e inútiles pero traga con fuerza ahogando esa burla porque acepta que los ha forzado y llevado a un límite que ni él mismo puede creer.

Varios vomitaron del agotamiento, otros se desmayaron y unos pocos como el joven soldado Cox lograron llegar exhaustos, pero íntegros.

"¿Tendemos? –pregunta un soldado.

1919 (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora