Capítulo 33: "Beso bajo la tierra"

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Louis camina por la cocina, ve una despensa algo proveída, cree que eso es exactamente lo que narraba Anna en la carta que le envió a Harry.

Toma la tetera sirviendo agua hirviendo en una taza, no prepararía té, pero vaya que es reconfortante el calor que genera la cerámica en sus manos al igual que en su garganta.

Se había ofrecido a servirles a los demás, pero todos le rechazaron.

Sopla recargado en la mesada hacia la taza, tratando de enfriarle un poco y así poder ingerir el agua.

—¿Cómo está? –pregunta Sam ingresando a la cocina.

—¿Disculpa?

—Harry... ¿Cómo lo ha tomado?

—¿Sigue con William en brazos? –El rubio asiente sentándose en el juego de dos sillas y mesa que funciona como desayunador –, eso señala que está mal.

—Los tres duermen –avisa –Harry acogió a Anna bajo su brazo mientras que William descansa sobre su torso; lloraron hasta que cayeron dormidos.

—Harry no lo había hecho.

—Viene muy lastimado, las heridas en su labio... y su rostro... nunca lo había visto tan desmejorado.

Louis traga en busca de ahogar los nervios que siente con otro sorbo de agua caliente.

No sabe qué tanto pueda confiar en Sam... no sabe qué tanto pueda hablar.

Sumando el temor que le ocasiona el saber que Sam conoce que él todo es un maricón... ¿Cómo Louis confiesa que todo eso fue su error y responsabilidad?

¿Cómo le admite al cuñado de Harry que él, siendo su pareja le mandó asesinar?

—F-fueron... días duros.

—¿Salió a la guerra? –Louis niega –, bueno... como sea; no vengo a hablar de Harry realmente; vengo a preguntarte qué haremos.

—¿Sobre qué?

—Anna y su madre vivían al día con el dinero que Harry y yo mandábamos cada quincena... asimismo con los recientes gastos del embarazo; Anna y yo llegamos a una situación crítica... no tienen dinero para comprar el terreno donde la van a sepultar... ni para la misa de despedida y con la reciente crisis... ni los majestades me han contratado; tengo unas cuantas libras en el banco... con eso creo que podría cubrir la misa pero el entierro...

—Eso realmente no es problema –interrumpe Louis –... lograré cubrirlo, no pienses en gastar ese dinero, hablaré con Harry después; no lo despertaré en estos momentos para eso, además –suspira dejando la taza en la madera de la cocinera –creo que es lo menos que puedo hacer por esa dulce mujer.

—Sabes... realmente fue encantadora –sonríe Sam entre palabras –, cuando ustedes se fueron a Londres no paró de hablar de tu hijo por días, estuvo entusiasmada con tu visita y cada noche mencionaba que se iría a dormir tranquila al saber que su pequeño hijo –ríe alzando las cejas ante las irónicas palabras de la madre, ya que por más viejo que fuera Harry, siempre seria su pequeño, su nene –era correspondido; tú sabes a lo que me refiero.

Louis asiente.

—Si... con lo poco que la conocí, puedo concordar completamente contigo.

Sam afirma con una afligida expresión.

—Bueno... regresando al tema creo que será mejor que le digas a Harry después; tu y yo sabemos que no lo aceptara y en estos momentos está tan a la defensiva que ni siquiera se tomara un minuto para pensarlo.

—Si –suspira mirando la taza –tienes razón. Mañana en cuanto amanezca iré al centro de Redditch... pagaré la misa más tarde del día de mañana y buscare un terreno en el panteón municipal.

1919 (L.S.)Onde histórias criam vida. Descubra agora