🌹|| "14"

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Después de que México hiciera las maletas y le dijera a sus estados que estaría fuera durante un par de semanas, tomo un vuelo a Brasil, claro acompañado por el bebé quien parecía estar emocionado por salir de casa de nuevo, aunque el frío de afuera no le gustaba para nada, se abrazaba a su papá y trataba de esconderse en la chamarra que su padre traía.

Al llegar al aeropuerto le estaba acompañando uno de sus guardaespaldas, uno llamado Juan quien le haría compañía en el viaje, era un hombre de unos treinta y cinco años que parecía de unos diesiocho debido a su inmadurez. México no entendía al hombre, pero le agradaba mucho y hasta se había autoproclamado el tío de México y de Tlecuauhtli. Algo que a la representación no le molestaba, pero si le había tomado por sorpresa.

Durante todo el vuelo a Brasil, Juan y Tlecuauhtli habían estado jugando y con el hombre criticando a los pasajeros que se le quedaban viendo raro. México solo lo dejo ser y se dedicó a mirar por la ventanilla del avión.

[...]

Un par de horas después y los tres ya estaban en Brasil Sao Paulo, la representación de dicho país estaba esperando por México con los brazos abiertos, al instante cuando vio al Omega acercarse a el, lo tomo de la cintura dándole un par de vueltas mientras lo abrazaba; México no esperaba esto, o al menos no de ese modo, el brasileño vio con una ligera sonrisa como las mejillas del moreno se coloreaban de un rojo muy poco notable. 

— Ejem — el Alfa que cargaba al bebé tomo su semblante serio para llamar la atención de las representaciones y su cálido abrazo antes de que el brasileño pudiera ver la posibilidad de sacar provecho — No quiero ser aguafiestas, pero hay muchas cámaras aquí.

México miro un poco alrededor y se dió cuenta de que, efectivamente, había mucha gente sacando fotografías del encuentro de ambos.

Brasil también notó esto y dió un pequeño gruñido territorial que hizo que la mayoría de la gente se alejara poco a poco de ellos, después bajo a México quien todavía estaba en sus brazos, el moreno solo le sonrió dando las gracias. Cuando Brasil estuvo lo suficientemente contento de saludar a México, también tomo al pequeño Tlecuauhtli en sus brazos diciéndole con cariño que había crecido mucho y cada día estaba tan hermoso como México, esto claro, era un pequeño cumplido que hizo a México sentirse un poco orgulloso.

Mientras que Juan estaba viendo con seriedad como esas dos representaciones se comportaban como completos idiotas enamorados.

« Ridículos » pensó el hombre cuando estaban subiendo el equipaje de México al auto.

Juan era un Alfa inmaduro, pero odiaba el romanticismo. Y México se comportaba cursi sabiendo que eso hace enojar a su amigo o al menos hacerlo sentir incómodo.

— ¿Y dónde nos vamos a quedar? — pregunto México animado mirando por la ventana, Tlecuauhtli hacía lo mismo y señalaba las cosas que le llamaban la atención — si mi amor, es un carro ¿Te gustan los carros?

— ¡Ah! Wa, bua...— esos y más balbuceos hacían reír a México mientras el pequeño seguía señalando cosas que le parecían interesantes.

Eles ficarão na minha casa, se não houver um problema claro. [ Se quedarán en mi casa, si no hay un problema claro ] — contesto risueño.

CONQUISTANDO AL ÁGUILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora