Extra 2

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Como en un anime.

Richard.

Enero, 2020.

Ahora que tengo menos cabello, la peluca hace que me pique la frente.

—Esto es... raro —balbucea Silvia a mi lado, con el ceño fruncido.

—Soy Ryōmen Sukuna, no puede ser normal.

—¿Ryōmen es su nombre o apellido? Todo este asunto me confunde.

—Apellido.

Silvia asiente, termina de acomodar el traje que alquilé para esta caracterización y me guía a su cama. Una vez sentado cierro los ojos para que ella se encargue de maquillar los tatuajes y detalles minúsculos del personaje.

—Mmmm, voy a usar delineador a prueba de agua.

—Sí, en las convenciones hace calor.

Ella se ríe.

—No puedo creer que esto no te avergüence pero sí el que haya llevado a una tienda de juguetes sexuales.

—Eso... f-fue incómodo.

—Oh, vamos, no te hagas el inocente conmigo, Cometa.

Aprieto los labios.

—Me cuesta seguirte el ritmo, Karameru.

Abro un poco los párpados para observar su expresión, mantiene la frente fruncida mientras traza los detalles del cosplay sobre mi rostro, a un lado tiene el portátil para apreciar cada tatuaje.

—Ya terminé este. Voy a pasar con los de los ojos, ¿podrías no hablar por un rato?

—Cla... —me muerdo la lengua.

Joder.

Durante los próximos veinte minutos me esfuerzo al máximo por no moverme ni abrir la boca. Si me atrevo a desconcentrar a Silvia o arruinar su trabajo me hará picadillo.

Sí, ella.

—¡Listo! —chilla con emoción—. Ahora te pareces muchísimo. Aunque... él es más pálido.

—Ah, sí —una sonrisa se me escapa—. Es que en mi familia no tenemos la piel así de blanca.

—A mí me gusta —se encoge de hombros—. Uh, tengo que pintarte las uñas y... me falta aquí —toca mi cuello para tantear su terreno de trabajo—. Este chico se ve precioso, como no quedes como él me enfado.

Echo una mirada al cosplayer en su pantalla.

—Ellos son profesionales, Karameru, no creo...

—¡Calla! —ordena, abriéndome el kimono que adaptamos para que se asemejara al original. Una vez la mitad de mi pecho está descubierta ella vuelve a sumirse en el maquillaje y yo quedo en segundo plano.

Aún no proceso que ella me toque sin ponerse nerviosa. El nerviosismo que a mí me recorre de pies a cabeza ella no lo posee, en lo absoluto.

La intimidad es como... muy personal y nuestra; a Silvia le importa tan poco que ni siquiera nota que mi corazón ha comenzado a latir muy rápido.

Quédate quieto.

Decido recurrir a la única cosa que domino a la perfección. Hablar.

—Eh, Karameru... ¿vas a entrar con nosotros?

—Por supuesto que no —acota sin levantar la cabeza—. Kevin y yo te llevaremos y luego nos iremos al centro comercial a pasar el rato.

—Ah —me aclaro la garganta, provocando que ella de queje porque he movido su maquillaje—. Es que... ya que te gustan mis mangas y las figuras de colección creí que...

Divinas constelaciones [COMPLETO]Where stories live. Discover now