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ALEXANDER

Quince días habían pasado desde la cirugía de Rose, le había dado una semana libre a Nathalie para que la acompañara y atendiera, y me vi yendo a visitar a esa agradable anciana cada día y aprovechaba para ingresar una que otra cosa que no debía al hogar.

Una noche llegue con una pizza, y casi siempre llevaba un ramo de margaritas, eran las favoritas de Rose, la mayoría de días la encontré lucida y compartíamos un muy buen momento juntos, siempre era agradable escucharla hablar, seguirle la corriente a sus juegos y lo mas importante, ver a Nathalie avergonzada por alguna anécdota.

Con Nathalie habíamos creado una buena rutina juntos y la convivencia cada vez era mejor, cada día después de visitar a Rose volvíamos a casa untos y hacíamos todas nuestras cosas juntos como cada noche desde que empezamos a vivir juntos.

Hoy era viernes y después de todo lo que nos había pasado las últimas semanas decidí que salir a un club era una buena idea, llame a Edward y gustoso decidió acompañarnos.

Saliendo hacia el estacionamiento del hospital nos encontramos a Edward y Lexie, ella llevaba un mini vestido que apenas y cubría su trasero, grito al ver a Nathalie y corrió a abrazarla, Edward y yo nos miramos sin entender nada y simplemente nos encogimos de hombros.

Pasamos a mi departamento para cambiarnos, Lexie llevo ropa para Edward, no nos veíamos en un club con un traje, las chicas por su lado se encerraron en la habitación de Nathalie para arreglarse.

Mientras ellas se ponían más bellas de lo que ya estaba, palabras de Edward no mías, nosotros nos encerramos en mi despacho, en el momento en que entramos Edward saco de su maletín unas carpetas.

— Encontré algunos de los informes que me pediste, el día del accidente de tus padres hubo varios movimientos raros de dinero — me paso una carpeta para revisarla, mientras miraba los documentos él cambiaba su ropa.

— El investigador que contrate logró encontrar pruebas de que no fue un simple accidente — yo seguía mirando los documentos mientras lo escuchaba

— y un número de cuenta me llamo la atención — asentí con la cabeza mientras miraba ese numero repetidas veces en los documentos.

— Los movimientos más grandes van a una sola cuenta — resalte los tres movimientos que se hicieron ese día.

— Sí, busque el historial de esa cuenta y tiene un movimiento mensual desde un año antes del accidente hasta seis meses después — me mostró otros papeles. —Rastree la cuenta, estaba a nombre de una compañía de litografía, ¿adivina quién era el mayor accionista de esa empresa? — me miro mientras sacaba más documentos

— Mathews —

— Exactamente amigo, Mathews estaba robando a tu papá desde muchos años antes, más exactamente desde que pasó al puesto de vicepresidencia —

— ¿Sabes algo del dueño de la litografía? — lo vi asentir y luego negar con la cabeza, ­— Hallé al hombre, pero ya no está entre los vivos. —

Maldición, otro callejón sin salida. Llevaba tres años tratando de buscar pruebas que demostrarán que Mathews había mandado a matar a mis padres para quedarse con su compañía. Afortunadamente él no sabía que yo era su hijo ya que llevaba el apellido de soltera de mamá.


Quería acabarlo para recuperar lo que por derecho me pertenecía.

Tres años esforzándose al máximo y trayendo las mejores campañas y los más altos ingresos, hasta que el año pasado conseguí la gerencia general, ahora solo me faltaba llegar a la vicepresidencia y desde allí recuperar todo.

Sr. Le RouxWhere stories live. Discover now