40. ★

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NATHALIE.

Se había ido y no me había dejado explicarle nada, mi hermano estaba furioso y angustiado, me había dado dos golpes hoy y mi estado de ánimo no era el mejor para mis bebés.

— Mejor vamos a que te hagan un chequeo, caíste sentada enana y eso puede ser muy malo — lo miré y negué lentamente.

— No me siento mal, sé que ellos están bien — lo único que me dolía era el corazón.

Porque no me había querido escuchar, igual que a la tarde cuando paso lo de Susan, simplemente me hizo a un lado, ¿ese era el supuesto amor que sentía por mí? Según decía me ama con su vida, pero al primer inconveniente me deja tirada.

Drake me paso una botella de agua y ahí fue cuando caí en cuenta de lo lastimado que estaba, Alexander lo había golpeado demasiado, era un bruto.

— Estas lastimado — dije pasando un dedo por su pómulo derecho, estaba segura que se iba a hacer un moretón.

— No es nada enana, se me pasara —

— Tengo que curarte, pediré un botiquín —

— En los hoteles siempre hay uno en los baños, lo buscaré, tu quédate quieta —

Volvió con lo que era el botiquín y lo primero que hizo fue ponerme agua oxigenada en la rodilla, ni siquiera me había fijado que mi rodilla sangraba.

Al terminar de curar nuestras heridas decidí ir a casa, me puse la ropa aún húmeda, al llegar a casa me cambiaría. No alcance a salir de la habitación cuando entró una llamada. Ilusionada creyendo que era Alexander conteste sin siquiera mirar la pantalla.

—Hola—

—Nath— era Jayden

— Si, Hola Jay Jay—

— Nath, ven urgente al hospital, Rose, lo siento, no podemos hacer nada más, sólo ven rápido — con eso corto la llamada.

Mi mundo se terminó de desmoronar, le avise a Drake y fuimos corriendo a buscar un taxi, para cuando llegamos al hospital ya era demasiado tarde.

— Lo siento Nath, hicimos todo lo que pudimos, pero su otro pulmón colapsó y tuvo un paro cardio respiratorio — no podía ser.

Entre a la habitación y la vi ahí, se veía como si durmiera, tan tranquila, me arrodille al lado de la cama y tome su mano, aún podía sentir algo de calidez en ella, se había ido, mi abuela, mi mamá, mi amiga, mi confidente, mi todo me había dejado.

— Abuela, dijiste que ibas a jugar con mis bebés, que serían los más consentidos, ¿porque me dejas ahora? No puedes dejarme sola, no me dejes sola mamá — seguía llorando apoyada en su mano.

Mi hermano estaba a mi lado con su mano en mi hombro en señal de apoyo, lagrimas silenciosas bajaban por sus mejillas.

— Levántate Nath, debes ser fuerte, no por ti, sino por mis sobrinos — él tenía razón, pero el dolor en mi pecho era más fuerte que mi razonamiento.

Me quedé casi una hora en el mismo lugar, hasta que llegaron para llevarse su cuerpo, Drake se estaba haciendo cargo de todo lo que tenía que ver con su funeral y posterior entierro.

— Nath vamos — la voz de Jayden se escuchaba lejana, no tenía fuerzas ni para levantar la cabeza, con la poca fuerza que me quedaba lo mire y después todo se volvió negro.

Desperté una hora después en una camilla, medite mi día, esta mañana estaba feliz, y con el transcurso de las horas mi día se tornó gris. Aquí estaba yo en una camilla, sola, mi abuela se había ido, y el hombre que dijo nunca dejarme sola y siempre apoyarme en todo no estaba a mi lado.

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— Veo que despertaste linda— Olivia estaba a mi lado con los aparatos para las ecografías

— Ya sabes cómo es, quiero revisar que todo esté en orden, principalmente por tu estado en este momento — ella me ayudó a quitarme el pantalón y la braga y me acomodo para realizar el examen.

— Se que este es un momento muy difícil para ti, pero debes saber que los embarazos múltiples siempre tienen más riesgo, necesito que mantengas un poco la calma, debes ser fuerte para tus pequeños — solloce, ella tenía razón, me quedaban mis bebés, debía cuidarlos como una leona.

— Todo está perfectamente, tu hermano me dijo que sufriste una caída, pero no hay nada de qué preocuparnos, estos pequeños están más que bien — era un alivio.

— Gracias doctora — me dio una sonrisa algo triste.

— Ve a casa, come y trata de descansar, ya no hay nada más que puedas hacer aquí — me abrazo suavemente.

Al salir del consultorio donde estaba me encontré a Drake, sus ojos estaban rojos también, me miro y me abrazo fuertemente, ambos necesitábamos consuelo.

— Vamos a mi casa Drake, quiero cambiarme — el asintió con su cabeza, pasamos por el hotel para buscar sus pertenencias y luego partimos a casa.

Al llegar nana estaba por irse a dormir.

— Mi niña que gran susto me diste, ¿qué te sucedió, ¿dónde está Alexander? —

— La abuela murió nana — dije y me tiré a sus brazos a llorar, mientras me consolaba mi hermano se presentó con ella.

— No sabía que tenías hermano — me dijo sorprendida.

— No tuve oportunidad de presentarlo antes — me alejó un poco de ella y miro hacia todos lados.

— ¿Dónde está el Joven Alexander? —

— No lo Se, pensé que estaba aquí — y la verdad pensé que había venido a casa.

Lo llame varias veces, pero su celular me mandaba directo a buzón, deje varios mensajes de voz y texto diciéndole que le necesitaba, que quería hablar con él, que todo era un malentendido, ninguno tuvo respuesta.

Así pasó el velorio y el entierro, Alexander no dio señales de vida, ¿dónde estaba el hombre que me amaba más que a nada? aquel que me iba a apoyar sin importar que, el que nunca me iba a dejar sola.

Lo esperé por cuatro días, cuatro días llamándolo, enviando mensajes, y no apareció, entendí que ya no me quedaba nada en este lugar.

Hable con mi hermano y accedió en que me fuera a vivir con él en Boston, ya no había nada por que luchar aquí.

Sin decirle a nadie más arregle mi maleta, con solo las cosas que tenía antes de este absurdo trato con Alexander, no tenía ropa acá, excepto la que me había comprado Alexander, pero compraría al llegar a Boston, no quería llevarme nada que me recordara lo sucedido, guarde los recuerdos más significativos de mi abuela y las demás cosas las done a los demás residentes del hogar.

Busqué entre la habitación de almacenaje la caja donde había guardado el acuerdo de divorcio, recordé el día que lo encontré, ahora entendía porque ya estaba redactado y firmado por él, firme con manos temblorosas y lágrimas cayendo por mi rostro.

Tome la tarjeta que me había dado Alexander y fui al banco, retire el dinero exacto de tres meses de farsa según lo que estipulaba el contrato y volví a casa.

Deje en el despacho de Alexander el celular que me había comprado, borrando previamente el número de Drake, deje la tarjeta, algunas joyas que me había regalado y la tarjeta; subí a la habitación y miré el enorme oso, estaba en el sofá, lo senté en la cama y en medio de sus patas puse el acuerdo de divorcio firmado y los anillos que usaba.

Drake saco mi pequeña maleta sin que se notará y yo me despedí de nana diciéndole que estaría en el hotel, no quería que Alexander me buscará, ya me había abandonado cuando más lo necesitaba.

Salí del lugar y mire la fachada de la casa, la que sería nuestra casa soñada.

"Donde íbamos a ser muy felices" susurre para mi mientras subía al taxi y me alejaba de aquel lugar con mi corazón completamente en pedazos, pero con dos razones para ser fuerte y seguir luchando.

— Hasta que nos volvamos a ver, Alexander — exclame viendo la fachada de la casa en la lejanía una última vez.

Sr. Le RouxWhere stories live. Discover now