Capítulo 33 Mis días contigo 🌹

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~Tres meses después.~

Pasamos tardes enteras en su casa. Sus padres me adoptaron prácticamente. Ellos salían a menudo de viaje y mi cuñado nos daba todo el espacio, claro, recibía un soborno para eso.

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No me había preguntado más de lo que pasó esa semana y media en la que no estuve. Pero mientras desayunábamos en el comedor de la universidad, veía lo pensativo que miraba mi mano, en la que antes llevaba un anillo.

—Suéltalo ya… ¿Qué pasa?.

—No quería preguntar pero… tengo curiosidad de… cómo fue que decidiste dejarlo.

—Vaya… ¿En serio?.

—No tienes que decirme, en realidad no entiendo porqué es que me vino eso a la mente, lo siento, no respondas, no es necesario.

—Está bien… calma.– Tomé su mano.– Amm, creo que no fue exactamente en esa semana que decidí dejarlo. Llevaba tiempo considerándolo sin darme cuenta y entonces ese día antes del accidente con mi nariz, cuando me hicieron alejarme de tí… me di cuenta de cuánto te necesitaba, de lo indispensable que eras para mí… y… no fue por La zhan, no, fue por Yibo… pasaron muchas cosas en esa semana, pero lo que hizo que todo cambiará, fue darme cuenta de que no lo amaba.

Sonrío.

—Además él mismo agregó algo en su contra.

—¿Qué hizo?.

—Pues… embarazó a una chica.

—Ja… Wow. Resultó…

—No ser tan gay… jajaja pero está bien, no para la chica pero eso me hizo notar cosas que todo el tiempo ignore.

—Me hace feliz saber que esa fase acabo.– Apretó mi mano.– Que ahora estás conmigo.

—Te agradezco no rendirte.

—Ja. Aún cuando tuviera que esperarte siendo mayor, lo haría.

—A veces eres tan cursi.

Hecho a reír y afirmó.—Lo se.

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Una tarde, con un viaje de negocios que hizo ir a sus padres a Manhattan, mi chico y yo, sacamos de la cochera la motocicleta que estaba cubierta por una manta polvorienta.

—¿A dónde quieres ir?.

—Mmm… qué te parece si comienzas a conducir y vemos a dónde nos lleva.

—Perfecto.

Subimos con una maleta improvisada, me reporte enfermo en el trabajo y las clases podían esperar, nosotros no.

Así dimos inicio.

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La carretera solitaria, se extendía al frente, sus orillas repletas de arbustos o simples claros de los cuales las montañas sobresalían con su relieves brillosos y llenos de árboles diminutos a la distancia.

El aire chocaba con la chaqueta de cuero negro que Yibo llevaba puesta. Yo abrazaba su cintura con firmeza. 

En momentos como este en el que el aire roza nuestros cuerpos con fuerza y sientes que podrías abrir los brazos para entregarte a el, en este tipo de momentos… es en los que me siento vivo. 

<<Cuánto amo sentir esto>>

Apoye mi mentón en su espalda y lo miré <<Este instante sería menos si no fuera por él, con él todos mis días se sienten como una nueva aventura>>

Si No Es En Esta Vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora