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Tsuyu estaba frente al espejo terminando de arreglarse el pelo, Denki la miraba sentado en la cama.
—Nunca voy a entender cómo te hacés ese moño raro.
Tsuyu sonrió cerrando los ojos.
—Ya estoy lista, ¿vamos?
—¡Vamos a buscar gatitos!
Los dos amigos salieron de la casa de la chica junto a Samidere, el hermano de ella, rumbo al refugio de gatos.
Los hermanos habían convencido a sus padres de adoptar una mascota y Denki se sumó a la jornada de adopción porque también le gustaban los gatos, aunque él no pensaba adoptar. Al llegar al refugio fueron atendidos por una chica rubia que los guio hasta el lugar donde estaban los gatitos y los gatotes también.
Cualquiera podía ver cómo brillaban los ojos de los tres amigos cuando vieron tantos gatos. Había con rayas, con manchas, de un solo color, gorditos, peludos y no tan peludos, grandotes y chiquitos. Samidere optó por ir a explotar por su cuenta.
Las personas del lugar vestían un delantal con el nombre del refugio y orejas de gato en la cabeza. Una muchacha de pelo castaño se acercó a Tsuyu y le ofreció ayuda. Denki también decidió ir a recorrer por su cuenta, aunque el lugar no era muy grande, había muchos felinos para conocer.
Se acercó a una repisa que tenía una camita redonda donde un gato negro miraba todo con cara de indiferencia.
—Hola gatito, tenés de aburrido.
—En realidad es una gata —dijo alguien a su izquierda.
Denki se giró para ver a la persona, se encontró con un chico alto que tenía la misma cara de aburrido que el animal frente a él. Era bastante gracioso verlo con orejas de gato en la cabeza, contrastaba mucho con su cara seria. Sonrió intentando no reír.
—¿Y cómo se llama? —preguntó volviendo a mirar a la gata.
—Anubis —Denki lo miró con el ceño fruncido.
—Si es hembra, ¿por qué le pusieron nombre de varón?
El muchacho a su lado se llevó una mano a la nuca y sonrió apenas.
—Bueno, es que pensábamos que era machito.
Denki rio sin poder evitarlo, el chico lo miró con intensidad.
—Soy Shinso, si necesitás algo avisame —dijo con las mejillas rosadas.
—Claro, gracias Shinso. Yo soy Kaminari —contestó con una sonrisa.
Shinso lo miró de la misma manera que antes y luego se alejó con movimientos robóticos. Denki paseó la mirada por el lugar y encontró a sus amigos acariciando a todos los gatos del refugio.
