Parte 5

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Sakura apenas durmió un par de horas, pero era la primera vez en mucho tiempo que no tenía ninguna clase de pesadilla, cerró los ojos y ningún recuerdo la acosó.

Seguía negándose a analizar lo que había sucedido la noche anterior, examinar su cuerpo, la sensación que no la abandonaba desde ayer, ignoró todo eso y se metió al baño para darse una ducha y salir para la Torre Hokage. Cuando sintió el agua tibia un escalofrío la recorrió por completo.

No iba a pensar en eso, no iba pensar en su sensei a menos que fuera estrictamente necesario, mucho menos a fantasear con él, eso estaba absolutamente prohibido.

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Kakashi estaba en la oficina Hokage, seguro que Sakura no tardaría en llegar, eso si no se había quedado dormida. Sonrió, sin duda que fue una buena noche y aunque estaba cansado no tenía ninguna queja en absoluto.

Cuando se despidió de Sakura no tardó en encontrarse con Sasuke, claramente se dirigía a la casa de su compañera, asegurarse que por fin había llegado a su casa. Lo saludó con un ligero asentimiento y cada uno siguió con su camino, o eso pareció, Kakashi se quedó parado y volvió sobre sus pasos. En efecto, el Uchiha estaba en la ventana de la médico, pero ni ella lo dejó entrar, ni se quedó mucho tiempo allí, un minuto después él se iba y las luces se apagaban. Claro que su orgullo masculino estaba intacto, aunque se negara a admitirlo estaba feliz por la idea de ser el único hombre en la vida de la médico, que Sakura no necesitara a nadie más.

Pero una casi certeza había estado rondando por la cabeza desde la noche anterior, la kunoichi ya había tenido su primera vez, incluso después de dos noches se mostraba confiada y segura de su cuerpo, así que lo más probable es que quisiera parar. La experimentación más íntima ya había sucedido.

Justo cuando estaba en esa línea de pensamiento, su ex alumna entró, y como seguía sumido en los pensamientos tan solo se le quedó viendo como tonto.

-¿Sucede algo, sensei? ¿también debo desvestirme cuando entré aquí?

Kakashi soltó una carcajada, no estaba acostumbrado a reír a primera hora de la mañana, así que fue una sensación placentera.

-Es una oferta tentadora, Sakura, muy tentadora- la médico se mordió el labio inferior y le mostró una sonrisa.

Ambos continuaron con la rutina, Sakura revisando papales y Kakashi firmando algunos pergaminos. El ambiente no era incómodo, pero era tan evidente que necesitaban hablar de lo que había sucedido y ninguno iniciaba esa conversación. El Hokague quería preguntar si ella volvería a su departamento, y Sakura cuándo volverían a verse, pero no, se quedaron en silencio rodeados de una tensión sexual mucho más fuerte y evidente. Se veían de reojo cuando el otro no se daba cuenta, la jovencita lo veía firmar los pergaminos, tamborilear los dedos en la mesa, pasarse las manos por la melena gris, suspirar ocasionalmente, se veía sumamente atractivo; él la observaba caminar, ir de un lado a otro con su esbelta figura, moverse con gracia y delicadeza, justo como la noche anterior.

A toda costa evitaban estar cerca, ella no se había sentado en la mesa y él no se levantó de la silla, si alguno de los hacía el más pequeño de los movimientos, entonces ocurriría algo muy poco conveniente para la oficina Hokage. Y sin embargo, ambos fantaseaban con esa posibilidad.

Se pasaron toda la mañana en la misma situación, alguna pequeña conversación sobre cualquier cosa, ninguno de los dos prestaba mucha atención, e incluso Kakashi no sabía ni lo que estaba firmando.

-Ve a comer, Sakura, tómate un descanso y asegúrate de comer algo, ¿de acuerdo?

-Volveré en unas horas, sensei. Usted también debería comer.

LAS ENSEÑANZAS DEL HOKAGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora