Capítulo 7: Mi otro Yo.

4K 534 46
                                    

᯽ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ߷ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ᯽

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

᯽ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ߷ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ᯽

Bautista Williams siempre tuvo esa fama de rompecorazones, jamás lo verías tartamudear delante de una chica, mucho menos nervioso, al menos, no hasta ahora. Estar cerca de Leah le provocaba ese nudo en el estómago, aquel que le hacía temblar las manos y no le permitía mostrarse indiferente como siempre lo era con una chica. Ella era diferente, ella tenía algo que lo hacía estar a sus pies y de forma muy apresurada, ya que no llevaban mucho tiempo de hablar.

—¿Has pensando en que harás para recompensar a tu madre con lo que hiciste el otro día?.—Le preguntó Leah, mirándolo atentamente desde el asiento del copiloto.—Digo, no cualquier madre perdona a su hijo por dejar caer media docena de platos.

"Dejas caer". Bautista sabia que no había sido así. El enojo e ira muchas veces dominaba su ser, y no era consciente de sus actos y consecuencias que traían estos. Había lanzando esos platos contra la pared cuando su padrastro le propuso que debía de ir a un terapeuta para manejar mejor aquellos ataques. Evidentemente no fue una buena reacción del chico.

—Le daré el dinero de lo que valga esa vieja porcelana.—Dijo el chico, apretando el volante. Su otro yo estaba luchando por salir al recordar la propuesta de su padrastro.

—Puedes estacionar ahí.—Indicó Leah, confusa de oír los latidos alocados del chico.

Bautista le hizo caso, estacionando su coche junto a la entrada de la playa, a un lado del cartel que decía el nombre de la misma. Salió del coche y rápidamente le fue a abrir la puerta a la chica, dándole una mano para que esta pudiera salir de un salto del auto. Luego el chico se dirigió a la parte trasera del auto para tomar la canasta de comida que su madre y Camila prepararon, para después ser guiado por Leah a la playa.

Caminaron sobre la arena, el aire era frío. Las olas chocaban contra la costa, creando un sonido satisfactorio y tranquilo para el chico. Leah le llevó hasta una parte donde podrían ver los pocos minutos del sol en el atardecer, y donde podrían hacer una fogata en caso de que el humano tuviera frío. Se sentaron sobre la pequeña manta que Camila empacó en la canasta y sacaron los bocadillos. Todo en absoluto silencio.

Bautista estaba sintiendo algo que hace tiempo no sentía.

Paz.

—¿Alguna vez te has querido tirar de ese acantilado?.—Preguntó Bautista, mirando los altos acantilados que estaban a unos metros de ellos.

Leah miró hacia el lugar y sonrió a medias.

—Una de las pocas tradiciones de aquí es lanzarse de los bajos cuando eres pequeño, así demuestras tu valentía.—Comentó Leah, con nostalgia.—Mi padre no estaba convencido de que podría hacerlo, era la primer niña de aquí que quería hacerlo.

—¿Tu padre no tenía fe en que eras una niña fuerte?.—Preguntó Bautista, recostandose sobre sus codos, mirando a la chica.

—Tenía miedo de que me lastimara.—Corrigió Leah, volteando a mirarlo, haciendo que el chico se pusiera nervioso.—Lo salté, y le demostré que no saldría lastimada.

New Happiness |7| L.CWhere stories live. Discover now