Capítulo 8: Desesperación.

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Marlene manejaba bajo la lluvia, mirando de reojo a su mejor amiga, la cual, iba con su vista perdida en la ventanilla. La mujer no entendía que era lo que había pasado, pero sabía el dolor por el que pasaba su amiga. El camino era silencioso, solo el sonido de las gotas de la lluvia golpeando el carro era lo que se oía.

-¿Leah?.-Dijo Marlene, con la voz baja.-¿Qué pasó?.

La chica no respondió, ni siquiera sacó la vista de la ventanilla. Marlene comprendió que necesitaba espacio, por lo que calló el resto del viaje. La mujer estaba preocupada, jamás, en los años de amistad que tenía con Leah, la había visto tan apagada como ahora mismo. Y sí, cuando su padre falleció estaba triste, incluso más que cuando pasó el problema con Sam, pero esto era diferente. Leah estaba apagada.

La West llevó a la otra chica a su casa, sabía que Leah necesitaba espacio y silencio, y con los chicos no lo tendría ni de casualidad. Y no me malinterpreten, los chicos eran empáticos con la chica Clearwater, aún más cuando esta dejó de molestarlos, pero no eran buenos para consolar a alguien triste.

Al llegar a la casa de Leah, Marlene volteó a ver a su mejor amiga, esta estaba con los ojos cristalinos. La mujer suspiró y tomó el brazo de su amiga, para acercarla a ella y abrazarla. Leah sollozó.

-Tranquila, Lee.-Susurró Marlene, acariciando el cabello corto de Leah.-Tranquila...

Leah apretó más el abrazo, dejándose consolar por su mejor amiga en el auto. Quizás hubo problemas en el pasado, problemas que las distanció, pero ahora mismo, ellas estaban juntas y eso lo agradecía de sobremanera la loba.

-¿Puedes quedarte... conmigo?.-Pidió Leah, en un susurro ahogado.

-Siempre que me lo pidas, Lee.-Respondió Marlene, separándose del abrazo.-Vamos adentro.

Leah suspiró y salió del auto, rogando que ni su cuñada, madre, hermano o padrastro estén en la casa. No quería verles, mucho menos oírles. Marlene salió detrás de ella, caminando a su lado hasta el porche.

-Charlie tenía turno hasta mañana, y Sue está donde Billy.-Le informó la mujer, abriendo la puerta.-Seth y Ariadna están en mi casa.

Leah asintió y se dirigió al sofá de la sala, dejándose caer. Su mente parecía estar en blanco, pero las lágrimas que caían de sus ojos parecían recordarle el dolor que sentía. Su pecho, agitado y adolorido, le hacían sentir la falta de aire.

-Llamaré a Sam.-Avisó Marlene.-¿Quieres agua?.-Le preguntó. Leah negó.-Ya vuelvo.

Marlene se fue a la cocina, donde marcó a su esposo. Leah oía todo, pero su mente estaba en otro lado.

-Cariño, me quedaré con Leah.-Oyó decir a su amiga.-No, no te preocupes. Estaremos bien, te llamaré si hay algún problema. Sí, no dejes que los chicos se acerquen por aquí, ni a las Improntas. También te amo, Sam.

New Happiness |7| L.COù les histoires vivent. Découvrez maintenant