Best Of Me - Harry Potter Pt. 1

XIX. EL ESPEJO OESED

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Capítulo Diecinueve:
El Espejo Oesed

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—Cinco minutos mas, Herms—murmuro Fanett en la cama de Harry.

La castaña había decidido dormir con sus amigos ya que extrañaba la compañía de Hermione. Ni Harry ni Ron se negaron a la petición de la niña.

—Cassie—la sacudió un poco Harry.

—¿Qué pasa, James?—respondió tallándose los ojos, mientras se sentaba en la cama—¿No puedes dormir?

—Vamos, podemos buscar a Flamel en la sección prohibida de la biblioteca con la capa invisible—le comento el azabache en un susurro.

—¿Enserio, James?—pregunto un poco molesta—Me despiertas para a mitad de la noche, solo para buscar a Flamel.

—Por favor, no tardaremos mucho—le suplico el niño.

—Como te odio, Potter—murmuro Fanett poniéndose su bata.

—Oh vamos, yo se que me quieres—dijo divertido Harry sin saber lo que había provocado aquellas palabras en la niña.

—Vamos antes de que me arrepienta—dijo Fanett con las mejillas sonrojadas.

Salieron cautelosamente del dormitorio. Bajaron la escalera sin hacer ruido, y cruzaron la sala común hasta llegar al agujero del retrato.

—¿Quién está ahí? —chilló la Dama Gorda. Fanett y Harry no dijeron nada. Aceleraron el paso rápidamente por el pasillo.

La biblioteca estaba oscura y fantasmal. Harry encendió una lámpara para que pudieran ver la fila de libros.

La Sección Prohibida estaba justo en el fondo de la biblioteca. Pasando con cuidado sobre la soga que separaba aquellos libros de los demás, Harry levantó la lámpara para leer los títulos.

No les decían mucho. Las letras doradas formaban palabras en lenguajes que ni Harry ni Fanett conocían. Algunos no tenían títulos. Un libro tenía una mancha negra que parecía sangre. A Fanett se le erizaron los pelos de la nuca. Tal vez se lo estaba imaginando, tal vez no, pero le pareció que un murmullo salía de los libros, como si supieran que había alguien que no debía estar allí.

Tenían que empezar por algún lado. Harry dejó la lámpara con cuidado en el suelo y miró en una estantería buscando un libro de aspecto interesante. Le llamó la atención un volumen grande, negro y plateado. Lo sacó con dificultad, porque era muy pesado y, balanceándolo sobre sus rodillas, lo abrió. Un grito desgarrador; espantoso, cortó el silencio.

—¡Ciérralo, me dejara sorda!—exclamo la castaña tapándose los oídos.

Harry lo cerró de golpe, pero el aullido continuaba, en una nota aguda, ininterrumpida. Retrocedió y chocó con Fanett; lo que causo que la castaña hiciera caer la lampara que se apagó de inmediato. Aterrados, oyeron pasos que se acercaban por el pasillo.

Pasaron al lado de Filch casi en la puerta, y los ojos del celador; muy abiertos, miraron a través de Harry. El chico se agachó con Fanett, pasando por debajo del brazo de Filch y siguieron por el pasillo, con los aullidos del libro resonando en sus oídos.

Se detuvieron de pronto frente a unas armaduras. Habían estado tan ocupados en escapar de la biblioteca que no habían prestado atención al camino. Tal vez era porque estaba oscuro, pero no reconocían el lugar donde estaban. Había armaduras cerca de la cocina, eso lo sabían, pero debían de estar cinco pisos más arriba.