13│ ¿Qué hiciste, Leslie?

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Luego de esperar media hora en ese hospital, sin nadie que nos diga nada, una señora regordeta y pelirroja, aunque luciendo amargada, sale de la sala de emergencias.

—¿Ustedes vinieron con Jake Collins?—pregunta ella con cara de querer matarse.

—Sí, Jace—corrige Aaron. Ya ni les debe importar el nombre.

—Fue una herida superficial. Por suerte, la hemorragia no fue muy grave. Le hicimos 4 puntos en la cabeza. Ahora está dormido. Aproximo que como en unas...dos horas despertará y tras recibir las indicaciones, podrá irse a casa—concluye.

Todos suspiran de alivio, me limito a asentir.  L a señora se va por donde vino, dejándonos solos en la sala de espera aunque un poco más tranquilo.

—¿Que hacemos en 2 horas?—pregunta West bufando. Luce demasiado cómodo como para estar usando pijamas en un lugar público.

—Sí, que yo recuerde me prometieron un desayuno—murmuro cruzándome de brazos. Le lanzo a Aaron una mirada.

—Buena idea—dice Matthew levantándose de su silla—. Voy a desayunar por segunda vez porque el segundo lo tengo atravesado en el corazón.

Todos parecemos estar de acuerdo con su idea puesto a que también nos paramos. No contamos con West.

—¡No podemos salir así!—exclamo él sintiéndose cohibido.

¿Ahora vamos a avergonzarnos, Westy?

—Sí podemos, tú no puedes—aclaro señalando su atuendo.

—Si yo no salgo, ustedes menos—el egoísta se cruza de brazos.

Ajá.

—¿Qué hacemos con el pejelagarto?—interrogo mirando al resto.

—¿¡Pejelagarto?!—exclama de repente sintiéndose ofendido—. ¡Fea inmunda! ¡Pejelagarto la que tengo entre las...—Matt le cubre la boca antes de que terminara su frase.

—Yo digo que lo arrojemos a un pozo—sugiere Aaron luciendo serio.

West bufa.

—¿De dónde sacamos un pozo genio?—pregunta Leslie en un tono de obviedad.

—Lo arrojamos al mar—me alzo de hombros tras traer la idea más sensata.

—¡Ya dejen de pensar en mi muerte!—bufa mi primo levantándose—. Yo voy a casa, ustedes desayunen y nos encontramos por ahí.

—...Mejor que la muerte—murmura Matthew divertido.

Nos despedimos de West y salimos del hospital, por fin. No me gustan los hospitales, me asustan, me dan malos recuerdos. Trato evitar estar en ellos.

Apenas pisamos la calle, comienza la discusión sobre dónde iremos a desayunar.

—¡Vamos a...a ese lugar de pirataas!—exclama Matt como un niño emocionado—. Arrg —finge que su dedo índice es un  gancho y cierra un ojo.

—No, qué asco —protesta Leslie con una mueca de disgusto. Antes muerta que en ese lugar—. ¡Vamos a un Starbucks!

—Típico de chicas como tu —dice el rubio arrugando su nariz.

—¿Típico de chicas como yo? —inquiere ofendida.

—Sí. Prepara la cámara, no querrás perderte sacarle una foto a tu cara y tonta bebida —ríe este. Creo que es la primera vez en la vida que Matthew Oliver y yo coincidimos en algo.

¡Aléjense, Playboys! (SIN EDITAR)Kde žijí příběhy. Začni objevovat