DENTRO DE CASA VA MAL

60 6 0
                                    


Los oídos están a punto de explotarme, no entiendo cómo la gente puede estar dentro de un lugar con tanto ruido y luces de colores neón que prenden y apagan, siento que voy a vomitar, me estoy empezando a marear con el humo del tabaco y el olor a licor.

La ventaja de tener dinero, es que casi siempre puedes conseguir todo lo que quieres, como sobornar al chico de la entrada para que te deje pasar a divertirte en la discoteca, el muchacho solo nos advirtió que no nos dejáramos ver por el jefe, ¿quién es el jefe? No lo sé y quisiera saberlo para ir donde él y decirle "seis chicos menores de edad están disfrutando de su tonto lugar" aunque de los seis solo tres disfrutan esto, Milo, Neel y yo estamos sentados en un sofá de cuero de color azul con los skateboards por nuestros pies mientras Ria baila con alguien que no conoce y Paterson mueve las caderas con Melody al ritmo de una música electrónica, al final nunca fuimos a ninguna fiesta, solo eran mentiras de ella para salir a flirtear con Paterson.

Aún no llego a comprender el cerebro de Melody, ¿por qué gustarle alguien que la conquista de esa manera? Tal vez nunca la entienda, su cerebro es como un enorme laberinto. Para mí no tuviera sentido que alguien pretenda conquistarme así, lo exclusivo me viene mejor, como Deneb, además si alguien me dice algo como eso de seguro ni siquiera intentaría tener una relación, aún peor si es una mentira, porque lo que Melody no sabe es que él es virgen, por alguna razón confía tanto en mí que me cuenta absolutamente todo y cuando digo todo, es todo, la última vez que hablamos cerca del metro, me confesó esto y que su padre es de escasos recurso, eso ya lo sabía, sin embargo, no sabía que su padre tenía diabetes y que su madre vivía en España.

—¿Por qué está Neel aquí? —le susurro a Milo al oído.

—¿Qué? —grita y Neel nos da una mirada.

Es torpe.

—Nada, Milo.

—Él era el único que podía llevarnos a casa tan tarde, por eso lo invité —me grita al oído.

Esa no era la respuesta que esperaba, aunque bueno tampoco era como si me fuera a decir que lo ha invitado por mí. Si bien, todavía no sé si él tenga esta información en sus manos, solo he supuesto que lo sabe.

Volteo ligeramente hacia la derecha, Neel tiene la mirada fija en la plataforma de baile. Sus rizos brillan con la luz de los reflectores, sus labios están húmedos y bastante rojos por el frio. Él se ve muy guapo, tanto que mi corazón empieza a latir más fuerte.

—¿Por qué estamos aquí? —grita Neel, sacándome de mi lugar espacial. Se acerca un poco más a mí.

—¿Qué? —grita Milo, en tanto que se inclina para verlo. Él está a mi izquierda

—Dice que porqué estamos aquí —le grito a Milo.

—Ah —suelta él—, dile tú el porqué.

—¿Por qué yo?

—Saben que estoy aquí, ¿verdad? —aclara Neel.

Le echo una mirada a Neel que me ha estado observando por algunos segundos en espera de su respuesta, luego aparto la mirada.

—Porque soy la chaperona de ese par —le digo, analizando a Paterson y Melody que ahora se están besando. Cielos, su lengua por poco y succiona su garganta.

—¿Estás bromeando?

—No, querido —le dice Milo. Neel frunce el ceño al escucharlo. Me río, porque sé que solo está siendo sarcástico—. Ella es toda una cajita de sorpresas.

Entrecierro los ojos para el pelirrojo.

—No es cierto, soy muy predecible. Además, si por mi fuera estuviera en mi casa leyendo Jane Ayre.

De Enero a DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora