EL TÍTERE

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Giro en mi asiento y Neel me mira con el ceño fruncido.

—¿Me he perdido de algo? —indaga él con el té en la mano—. No es la primera vez que escucho algo así. —Su voz no suena molesta.

Que ilusa fui al pensar que realmente ella cumpliría su promesa, ella es como una espada de doble filo, no sabes porque lado se te clavará.

—Yo no lo dije —Bajo la mirada—. Melody, suele de...

—Tampoco me molestaría —me ataja. Él toma mi mentón y lo levanta suavemente, fijando sus ojos sobre los míos—. Sé que te gusto. —Mi corazón palpita con fuerza sobre mi pecho, intento bajar el rostro para que no vea lo avergonzada que ahora mismo estoy, pero él lo sostiene de forma firme y delicada—. Lo he notado desde hace algún tiempo y la verdad es que tú también me gustas.

Trago saliva, abro ligeramente mis labios en asombro, ¿esto realmente está sucediendo? ¡Jolines! Tiene que estar bromeando, todo el mundo bromea conmigo.

—Estoy muy avergonzada. —Tapo mi rostro con mis manos—. No creí que lo notaras, es más, ni siquiera creí que me miraras, al menos no de esa forma. Y si estás diciendo esto por "lástima" —quito las manos de mi rostro y lo observo directamente a los ojos— o porque piensas "Frijoles, ya bastante mal le está yendo a esta niña como para yo hacerla sentir mal ahora". —Revoloteo mis manos por los aires, él mantiene su mano firme en mi mentón y ahora aparece una media sonrisa en su rostro, como si estuviera divirtiéndose de todo esto—. Créeme, Neel. No tienes que hacerlo.

—Eider —susurra mi nombre, haciendo que su aliento caiga sobre mis labios, él tiene el don de hacer que todo mi cuerpo se erice cuando pronuncia mi nombre de esa forma. Neel se acerca un poco más a mí, se estira ubicando el té sobre la mesa, luego coloca ambas manos sobre mi cintura y lentamente me trae hacia él. Puedo percibir su calor y su respiración agitarse. Coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. Cielos, debo de estar soñando. Él corazón está a punto de salírseme del pecho—. Eres hermosa.

Mis ojos se iluminan, el único que me dice eso todo el tiempo es mi padre, debe de ser el mejor día de mi vida, hasta podría agradecerle a Melody ahora mismo, por haber provocado todo esto.

Mis ojos se direccionan nuevamente hacia sus labios, Neel toma mi rostro con ambas manos y me atrae hacia él haciendo que mis labios reposen sobre los suyos, su beso es dulce y cálido. Mi primer beso fue en el jardín de niños y para decir verdad no sé si eso cuente, de todas formas, para no ser el primero se siente como un "primer beso" y si los valoradores de los primeros besos estuvieran aquí, tal vez me hubieran felicitado, porque no lo he hecho nada mal, mi respuesta a Neel ha sido tan cálida como la de él. Aunque no tengo ni idea si exista algo llamado "valoradores de besos". ¿Por qué estoy pensando en esto mientras el chico que me gusta me está besando?

Vuelvo al beso, pero después de unos segundos nos separamos. Abro los ojos lentamente y Neel está ahí observándome con una sonrisa que abarca todo su rostro y luego me da un beso en la mejilla.

—Ahora mismo podría pertenecerte para siempre... —Él hace una pausa, se aleja un poco de mí y ahora su semblante ha decaído, sin embargo, no deja de verme—. A pesar de todo, Lizzie...

¿Lizzie? ¿Me está tomando el pelo?

—¿Lizzie? Ya estás bien, ¿no? —Le tomo la mano—. Ya no sientes nada por ella. Podemos estar juntos...

Él baja la mirada y sus labios se forman en una línea.

—Eider, lo siento —suelta con voz apagada y ronca.

Suelto su mano lentamente, retrocedo un par de pasos y parpadeo deseando entenderlo, quiero hacerlo, enserio, pero esto es absurdo, no besas a una persona, cuando sientes cosas por alguien más y luego sin más, pides disculpas como si hubiese sido un error, como si mi corazón fuera a rearmarse con un lo siento, ¿por qué no pensó en eso antes de venir y hacer lo que hizo? Estoy bastante saturada de que todo el mundo crea que pueden hacer conmigo lo que se les da la gana, no soy el juguete de nadie, pero pareciera que lo fuera de todos.

De Enero a DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora