Capítulo 7: Noche roja parte 1

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El día de la fiesta llego, en la mañana nos trajeron lo que equivale al desayuno, a Carlos le traían la Ajk'l, la fruta que comimos el primer día y de la que había desarrollado una adicción. Más tarde una mujer fue a nuestra celda a buscar a los gemelos, era su mamá. Tenía la piel clara, traía suelto su cabello castaño claro, ojos color miel, delgada, usaba un vestido azul como los usados por el siglo XV o XVII, aparentaba tener aproximadamente 40 años y se parecía a mi mamá con 10 años de más, probablemente era su antepasado.

— Honovi ¿cómo pudiste culpar a tu hermano sin estar seguro de nada?—lo primero que hizo fue regañar.

— ¿No dijiste que estaba grave de salud?—le susurré a Hinun.

— Estaba, ya no.

— ¡Cocho, se parece a tu mamá hasta en el genio! —dijo susurrando Carlos.

— ¿Y por qué susurras?— le respondí igual.

— ¿Tú por qué lo haces?

— ¡Cállense!— ordenó Hinun.

— Mamá yo... — el otro gemelo fue interrumpido.

— Mamá nada. ¿Te das cuenta que pudiste matar a tu hermano?—el chico solo miro hacia abajo— Hinun ¿dónde estabas?— pregunto entre enojada y preocupada.

— Hola mamá. Visite el lugar de donde vienes—ella abrió los ojos sorprendida—. Pero tranquila, no fue exactamente ahí, era un pueblo. Ellos vienen de ese pueblo—se hizo a un lado y su mamá por fin nos pudo ver.

—¡Hola! Aunque no lo parezca soy la mamá de Honovi y Hinun me llamo Juana— dijo amable.

— Un gusto conocerla, nosotros so— en ese momento uno de los soldados que la acompañaba interrumpió.

— Lo siento mucho, debemos irnos.

Los gemelos salieron y amigo y yo nos alistamos pero nos cerraron la puerta porque no teníamos permiso. Empecé a hacer ejercicio improvisado mientras Carlos pedía otra Ajk'l . Después de comer teniendo como sonido de fondo la música y voces de las personas de la fiesta, jugamos a "caricaturas presentan" para matar el rato, los guaridas nos miraban intentando adivinar qué hacíamos, me sentí como animal de zoológico.

Todo parecía ir normal hasta que cayo la noche. De repente apareció otro soldado gritando. Las caras de sus compañeros mostraron una mezcla de asombro y preocupación antes de correr ocho ellos hacia la salida de la prisión quedándose Manku y otro más.

Manku seguía en su posición con su expresión seria pero no dejaba de mover los dedos en su espada (si, una espada)(1) y le temblaba levemente su pierna derecha.

—¡Ey! ¿Qué esta pasando?—pregunté nervioso.

—Nada, vuelvan a jugar o lo que sea que hacían—contesto Manku tratando de sonar tranquilo.

Después de terminar de decir eso la música, las voces y risas se convirtieron en gritos, sonidos de gente corriendo y estruendos. Mi amigo y yo nos miramos asustados mientras Manku se acercaba a nuestra celda, creo que la iba a abrir. Digo creo porque en ese momento la pared donde se encontraba la pequeña ventana estalló tirándonos a los cuatro al piso, levantando una nube de polvo.

Cuando la nube se difumino se descubrió a la culpable del ataque: la chica de la noche anterior. Caminó hacia nosotros, los guardias le hicieron frente aunque no estaban del todo recuperados del golpe, de sus muñequeras hechas de oro del brazo izquierdo aprecio un escudo y solo el otro soldado sacó un arma similar a una hacha, de su muñequera derecha.

Atacaron a la chica al mismo tiempo quien a pesar de no tener un arma, los esquivaba sin problemas o usaba sus brazaletes como escudo. Ella tomó distancia, alzó una de sus manos, empezó a sentirse un viento frío, ese viento parecía acumularse en su mano, después lanzó ese viento en su dirección, ellos utilizaron sus escudos pero fue tan fuerte el ataque que se deshicieron y lanzó a los guardias más lejos de nosotros.

La historia del mundo olvidado que nunca existióWhere stories live. Discover now