🔥Capítulo 4🔥

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Pasamos el resto de la tarde visitando algunos de los edificios más importantes que había en el centro de Londres.

El primero fue el Palacio de Westminster; cuya fachada gótica era casi lo más impresionante que había visto en toda mi vida, con grandes pináculos dorados y figuras de reyes que se reflejaban en el río como si
hubiese dos palacios en dos dimensiones diferentes, Y ya que estábamos allí, aproveché para echarle un vistazo a las dos torres que flanqueaban el palacio: la torre Victoria y el majestuoso Big Ben.

—Recuerdo haber leído en un libro de la historia de Londres que en 1834 el
palacio se incendió casi por completo —dije—. Se habrán tardado mucho en
reconstruirlo. Y amo el Big Ben, mi madre tenía una pequeña réplica en casa.

— ¿Es una broma? —exclamó Jungkook frunciendo el ceño—. No tenía la menor idea de todo esto, Diablos. Es una vergüenza que sepas más de la historia de donde vivo
que yo.

—Bueno, a mí me gusta la historia. Aunque sí, deberías avergonzarte de ser tan flojo.

— ¡Yo no soy flojo!

— ¿Ah, sí? Ni me digas. ¿Qué estudiabas antes? Tal vez algo relacionado a los autos.

Jungkook me miró unos segundos sin decir nada. Yo creía siempre que podría descifrar lo que la gente pensaba con solo ver sus expresiones, pero en esos momentos su expresión era indescifrable.

El sol se reflejaba en su cabello oscuro haciéndolo lucir más brillante, pero
probablemente no tan brillante como sus ojos. Una sonrisa reluciente y presumida apareció en sus labios.

Tiró de unos pequeños mechones de cabello ondulado hacia un lado de su rostro y se acercó a mí.

—Si adivinas te doy algo —dijo con entusiasmo.

— ¿Qué?

—Es un premio sorpresa —replicó haciéndose el misterioso.

Puse los brazos en jarra y no pude evitar reírme.

—Es porque no existe tal regalo, mentiroso.

Jungkook  fingió estar ofendido por unos segundos y luego volvió a sonreír.

— ¿Y tú qué sabes? Puede ser cualquier cosa: un dulce, un secreto…
Rodé los ojos.

—Un baile sensual —dijo y se echó a reír.

— ¿Un baile? No quiero un baile, gracias.

Alzó el dedo índice y dijo: —No un baile común. Un baile sensual. Muchas matarían por él y tú lo obtendrías prácticamente gratis.

Me llevé una mano al pecho.

— ¡Oh, Dios! No sabe cuánto lamento rechazar su oferta, señor bailes sensuales

—ironicé.

—Está bien, ya vas a venir arrastrándote por él. Y no vas a tener nada.

🔥MI DULCE DESTRUCCION🔥Where stories live. Discover now