Capítulo 8: Sentimientos que no se pueden dejar pasar.

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Y ante la mirada dolida de Jungkook, Susan se fue sin mirar atrás.

O bueno, lo intento.

Su pie se hundió en un pequeño agujero de conejo en la tierra, haciéndola caer boca abajo, el cesto de ropa limpia y seca cayendo al piso, desparramando su contenido. Un horrible chillido mezclado con una queja de dolor se escapó de sus labios, en tanto agudo dolor perforaba su tobillo, haciéndola derramar pequeñas lágrimas de forma inconsciente.

La risa de Michael se oyó, mientras ella trataba de levantarse sin éxito, deteniéndose segundos después al ver su estado.

—Uh, mierda. —escuchó murmurar a su amigo. Sus ojos fijos en su pie, en tanto se acercaba rápidamente a ella.

Susan miró su pie también. Su tobillo se había comenzado a hinchar, en tanto un dudoso tono morado se hacía presente de forma rápida. El dolor seguía allí, latiendo constantemente.

—¡No toques! —Susan chilló con dolor, cuando Michael tomó su pie entre sus manos y lo levantó.

—¡Ay, mierda! ¡Perdón! —los ojos marrones de su amigo la miraron asustados. —Creo que te rompiste el pie.

Mierda.

Susan quería llorar.

Sus ojos inconscientemente fueron a Jungkook, quien la miraba con una expresión indescifrable, un destello de preocupación en sus ojos dorados. Él hombre desnudo se acercó rápidamente a ella, agachándose y empujando a Michael a un lado.

—¡Oye! ¡¿Qué crees que haces?!—él rubio gritó.

—Es mía. —gruñó Jungkook, señalándola. —Me la llevare.

¿Qué?

Susan lo miró perpleja, tratando de procesar las palabras de Jungkook, sin embargo, el dolor en su tobillo no hacía mas que distraerla, nublando sus pensamientos.

—Oye, amigo, no creo que-

Susan no fue capaz de escuchar con claridad las palabras de Michael, sus ojos mirando su pie dolorosamente hinchado, en tanto trataba de no llorar tal cual niña pequeña, sintiéndose asustada y desprotegida.

Eran contadas las veces en que ella se lastimaba de esa manera, pero siempre que lo hacía terminaba asustándose. El dolor físico tan fuerte como él que estaba sintiendo era algo para lo que no estaba preparada mentalmente, era algo que no podía enfrentar sola.

Lo necesitaba. Lo necesitaba a <<él>> allí.

Pero él no estaba, había salido a vacacionar también.

Las lágrimas cayeron de sus ojos, en tanto el pánico crecía en ella de una manera abrumadora, el miedo formando parte de su mirada.

Jungkook la miró en silencio, la preocupación invadiendo su sistema mientras la cargaba sin esfuerzo alguno, acurrucándola contra su pecho y tarareando una suave melodía de una canción sin letra que había escuchado alguna vez en sus largos años de vida, en tanto su piel exudaba aquel suave liquido parecido al sudor sin olor, mismo que hizo contacto con la piel de Susan, calmándolo lentamente.

Tenerla entre sus brazos era la mejor sensación que Jungkook hubiese experimentado en sus cientos de años de vida, jamás había sentido nada mejor. Sin embargo, admitía que en ese momento aquello no era algo por lo que debiese preocuparse.

Suh-sahn, su hembra, estaba herida y eso era lo único que debía importarle.

Por lo que, moviéndose con rapidez, camino en dirección a la casa.

DRAAKON |JJK| (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora