capítulo veintitrés

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El timbre sonó y al segundo después, unos ladridos le siguieron, además del sonido de las patitas de Yeontan contra el piso que producía al correr rápidamente hacia la puerta del hogar que fielmente protegía.

Taehyung sonrió, de manera suave al ver tan hiperactivo estaba su cachorro y es que con su olfato, reconoció de inmediato quién estaba detrás de la puerta y lloriqueaba feliz de poder volver a verlo otra vez a pesar de que lo había hecho... ayer.

El peliazul suspirando abrió la puerta, encontrándose a su bias de BTS, con el cabello negro revuelto debido al viento y una mascarilla negra ocultando parte de su rostro. Sus ojos estaban achinados, debido a la sonrisa que se estaba ocultando.

—¡Hola mi pequeño bebé! —Jungkook exclamó feliz, agachándose un tantito para poder tomar en brazos al perrito saltarín.

Taehyung hizo un puchero, al ver como su novio saludaba más feliz a su perrito que a él mismo. Vio, aún estando los tres en la puerta abierta, como Yeontan se acurrucaba contra el pecho del menor.

Jungkook lo miró, sacándose la mascarilla y riendo suavemente al ver el pucherito de su hyung.

—¿Ya me vas a saludar a mi? —Musitó, haciéndole ojitos y pucheritos.

El menor sonrió, como un conejito y se acercó. Bajó con cuidado a Yeontan de sus brazos, quién feliz se fue corriendo dejando a la parejita sola. Jungkook cerró la puerta, y después tomó de la cintura a Taehyung para acercarlo a él. El peliazul no se demoró mucho en rodear el cuello ajeno con sus brazos para estar más juntitos.

—Amor, ya tienes que asumir que no te vengo a ver a ti, vengo a ver a Yeontan —Divertido le dijo, viendo de inmediato como su novio hacía un gesto ofendido, provocándole risas.

—¡Oye!

Jungkook siguió riéndose, amando la sensación de calor que le otorgaba el cuerpo mayor.

—Es una bromita, amor —Susurró, meciéndose de un lado para otro aún con su novio entre sus brazos.

El guitarrista suspiró, apoyando su cabeza en el hombro del menor. Con su nariz, rozó suavemente el cuello ajeno, buscando embriagarse con el aroma del cantante.

La verdad, ninguno esperó sentirse de esta manera por el otro. Quién iba a pensar que el otro iba a ser lo mejor que les podría haber pasado en su vida, que iban a encontrar a la persona que siempre habían esperado. Alguien quién les escuchara, que les consuele, que les acompañe. Un amigo, un hermano, una pareja, alguien a quién amar con todo su corazón porque sabían que iban a ser amados con la misma intensidad de vuelta. No celos, no dramas, si peleas de vez en cuando y es que son personas completamente distintas pero era más importante el bienestar mental y como se sentía el otro, que solucionaban sus problemas para poder convivir en paz y ser felices juntos.

Taehyung suspiró, sintiendo cada día un poquito más de amor por Jungkook.

El menor atento a todo lo que hiciera su novio, lo miró expectante al ver como el peliazul se enderezó, y al tener su rostro al frente y bien cerquita del suyo, acercó su boca a la ajena. Lo besó suavemente, moldeando sus labios con los de Taehyung. Con sus manos, ya calientes y traviesas, se escabulleron por debajo del suéter holgado que llevaba el guitarrista, acariciando de manera dulce y delicada su cintura y espalda baja. Sus dedos trazaban caminos en la musculatura del mayor, firme pero a la vez delicada. Le fascinaba el cuerpo de Taehyung, más por las curvas que se cargaba que lo dejaban noqueado.

—¿Cómo estuvo el ensayo? —Le preguntó Taehyung, separándose a regañadientes del calorcito que le otorgaba Jungkook.

El menor se sacó la mochila que colgaba de su espalda y se despojó de sus zapatos, dejándolo en la pequeña estancia que tenía Taehyung en la entrada de su departamento.

El guitarristaWhere stories live. Discover now