S I X T E E N | 16

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Los pasillos estaban oscuros, no había un silencio absoluto pero el ruido del público no molestaba a la chica, en absoluto. Tal vez porque ni siquiera era capaz de enterarse de lo que ocurría a su alrededor. Apenas había dormido la noche anterior, aunque eso no suponía ningún problema en su rendimiento físico, su cuerpo no se sentía pesado ni entumecido por la falta de horas de sueño ni las pruebas en las que había participado. En cambio sentía que debía descansar su mente con urgencia. Los dolores de cabeza no estaban cesando, ni por asomo, iban en aumento y no lograba entender por qué.

Incluso sus compañeros se habían dado cuenta en medio del frenesí del festival que algo extraño rondaba la mente de la chica. Nakamura Raiden. Ese nombre estaba en la mente de la chica día y noche desde que lo pronunció en voz alta por primera vez. Bueno, había tenido más de una semana para asimilarlo, así que ese ya no era el problema.

Decidir que hacer tras descubrirlo había sido dificil. Su padre biológico no era con quien su madre se había casado ni quien murió el día que ella nació, su abuela puede que lo supiera o puede que no, preguntarselo a ella no era ni siquiera una opción para la pelinaranja. Había acudido a su familia adoptiva el día antes del festival y no había salido bien. Ella se había presentado en su antigua casa con la intención de preguntar sobre su padre biológico y lo que había recibido era una reprimenda de sus padres por querer participar en el festival. De modo que el tema de Nakamura Raiden fue imposible de tocar y regresó a casa con el ánimo por los suelos y las mismas preguntas en su mente.

De su bolsillo sacó la copia del certificado de nacimiento que llevaba consigo todo el tiempo como si esperara que alguien lo viera y le explicará todas las incognitas que la confundían.

«Aún no le he llevado al director el certificado» Recordó. Un temblor en todo el estadio la sacó de sus pensamientos poniéndola en alerta. Se levantó guardando aquel papel tan importante para ella y caminó hasta las gradas de su clase. En cuanto sus ojos hicieron contacto con el cudrilatero corrió hacia la barandilla para observar mejor lo que sucedía allí abajo.

—¡Keiko-chan! —exclamó el peliverde sorprendido de verla aparecer corriendo.

La pelinaranja observó a su amiga de mejillas rosadas caer exausta sobre el cemento y a la heroína Midnight declarar a Bakugo ganador.

—No puede ser, ¿Me he perdido dos peleas? —balbuceó la chica frustrada y se giró hacia el pecoso—. ¿Kirishima ha ganado?

—Han empatado, ahora harán un pulso para determinar al ganador —le explicó el peliverde. La chica suspiró y se tiró sobre su asiento bajo la atenta mirada del joven.

—¿Estás bien? —preguntó captando la mirada de la pelinaranja—. Ha sido una llamada muy larga, ¿Eran malas noticias?

La chica sonrió levemente para no preocupar de más a su amigo, a quien le tocaba pelear despues.

—Estoy bien —responió suavemente e inmediatamente una punzada más fuerte que las anteriores la atacó como si quisiera llamarla mentirosa. Tuvo que hacer un esfuerzo por no hacer una mueca de dolor—. Gracias, Izuku-kun.

El chico dudó de aquella respuesta pero decidió no instigar a la chica.

—Tengo que irme —dijo ligeramente nervioso sabiendo contra quien le tocaba pelear.

—Esfuerzate —le dijo la chica alzando su puño hacia él. El joven asintió con firmeza y chocó su puño con el de la chica—. Y, Izuku...

—¿Si? —preguntó. La pelinaranja negó con la cabeza con una sonrisa.

𝐇𝐀𝐑𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒  || BNHAWhere stories live. Discover now