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Mar de los lamentos

El capitán salió de su recámara para dirigirse a sus subordinados y verificar que estuviera todo listo antes de cambiar de embarcación.

Vestido elegantemente con un traje color burdeos y detalles de color dorado, su pelo negro cuidadosamente peinado, ni una sola hebra fuera de lugar, rostro perfectamente afeitado y limpio. Incluso se había se rociado con un perfume que, aunque no era desagrado, era necesario

En la cubierta del barco encontró a su tripulación dividida en dos grupos: el primer grupo iba vestido de forma similar a su capitán, perfectamente peinados y sin arrugas en sus ropas, mientras que el segundo grupo se encargaba de ayudar al primero.

Más que un barco pirata, la nave ahora mismo parecía uno de esos ateliers de moda de la ciudad de Vaan.

"Escuchen sabandijas buenas para nada" gritó el capitán Zee, su voz se alzó por encima del bullicio imperante en la cubierta. "En unos momentos abordaremos la cubierta del Tetera del Mar para en el dirigirnos al puerto de Tumba de dioses" los hombres estallaron en vítores ante la mención del destino de su viaje, interrumpiendo momentáneamente el discurso de su capital.

>>"Ya conocen la rutina, pero sé que son unos idiotas, así que se los voy a repetir: la mitad de la tripulación se quedará en el Black Mother Niah, mientras la otra mitad me acompañará al Tetera del Mar y atracaremos en el puerto de la Bahía de Carniceros en la ciudad de Tumba de dioses. Recuerden nuestro objetivo, mantengan en un perfil bajo y eviten a toda costa que los soldados Luminati. Estaremos tres días en tierra firme antes debe llevar a cabo nuestro plan y luego nos reuniremos con el resto de la tripulación en el Mar del Silencio. Y, recuerden cuidar su lenguaje caballeros, ahora somos respetados mercaderes y comerciantes, no unos sucios piratas" los hombres rieron ruidosamente ante las palabras y gestos de su capitán, que luego de una exagerada reverencia se dirigió al puesto del timonel dónde le esperaba el primer oficial, Max.

"¿Todo listo?" preguntó Zee a su primer oficial y mejor amigo, que sonrío antes de contestar.

"¡Sí mi capitán, estamos listos!" exclamó Max sin quitar la vista del horizonte frente él. El clima era tranquilo, cielo despejado con algunas nubes blancas que adornaban el azul infinito encima de sus cabezas mientras navegaban por el Mar de los Lamentos, pero cualquier marinero que se precie de serlo, sabe que el clima en el Sea of Sorrows es muy traicionero y solo obedece al humor de la diosa Trelene.

Y es bien sabido, por todo marinero y piratas de agua dulce, que a esa puta de ocho tetas le gusta hundir barcos por diversión y convertir a sus tripulaciones en bocadillos para sus Krakens y monstruos marinos.

Los piratas y marineros provenientes de las Islas de Dweym eran devotos a la diosa de los mares, Trelene. Antes de salir de puerto hacían alguna ofrenda a su diosa, procuraban no ofenderla y rezaban para que la diosa estuviera siempre de buen humor y ocupada, pues una mujer, diosa o no, que está aburrida y de mal humor eran siempre problemas y malas noticias para un hombre.

"¡Ahoy, capitán!" gritó uno de los hombres que acompañaría a Zee. "Nos preguntábamos si este viaje podemos traer algunos dulces y caramelos" Zee iba a negar la petición de su subordinado, pero Max lo detuvo.

"Vamos capitán, llevamos meses en alta mar y aún nos queda un largo camino por delante, tener algunos dulces seguro mejorará el ánimo de la tripulación."

O lo empeorará, pensaba Zee.

"Supongo que lo averiguaremos" contestó a su amigo y se dio la vuelta para hablar con el subordinado que esperaba expectante la respuesta de su capitán. "Está bien, consigan provisiones para un año y algunos dulces también asegúrate de que haya variedad y que no sean demasiados tiernos, ¿entiendido?" cuestionó Zee. El hombre asintió enérgicamente antes de correr con  sus compañeros y darle las buenas noticias.

Pirate's Crow Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora